De
los siete a los catorce años (1177-1184), bajo la preceptoría de su tío
el Arcipreste don Gonzalo de Aza, recibió esmerada formación moral y
cultural. En este tiempo, transcurrido en su mayor parte en Gumiel de
Izán (Burgos), despertó su vocación hacia el estado eclesiástico.
De los catorce a los veintiocho (1184-1198), vivió en
Palencia: seis cursos estudiando Artes (Humanidades superiores y
Filosofía); cuatro, Teología; y otros cuatro como profesor del Estudio
General de Palencia.
Al terminar la carrera de Artes en 1190, recibida la
tonsura, se hizo Canónigo Regular en la Catedral de Osma. Fue en el año
1191, ya en Palencia, cuando en un rasgo de caridad heroica vende sus
libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba España.
Al concluir la Teología en 1194, se ordenó sacerdote y
es nombrado Regente de la Cátedra de Sagrada Escritura en el Estudio de
Palencia.
Al finalizar sus cuatro cursos de docencia y
Magisterio universitario, con veintiocho años de edad, se recogió en su
Cabildo, en el que enseguida, por sus relevantes cualidades
intelectuales y morales, el Obispo le encomienda la presidencia de la
comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de
Vicario General de la misma.
En 1205, por encargo del Rey Alfonso VIII de
Castilla, acompaña al Obispo de Osma, Diego, como embajador
extraordinario para concertar en la corte danesa las bodas del príncipe
Fernando. Con este motivo, tuvo que hacer nuevos viajes, siempre
acompañando al obispo Diego a Dinamarca y a Roma, decidiéndose durante
ellos su destino y clarificándose definitivamente su ya antigua vocación
misionera. En sus idas y venidas a través de Francia, conoció los
estragos que en las almas producía la herejía albigense. De acuerdo con
el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció
en el Langüedoc como predicador de la verdad entre los cátaros. Rehúsa a
los obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había
sido elegido canónicamente.
Para remediar los males que la ignorancia religiosa
producía en la sociedad, en 1215 establece en Tolosa la primera casa de
su Orden de Predicadores, cedida a Domingo por Pedro Sella, quien con
Tomás de Tolosa se asocia a su obra.
En
septiembre del mismo año, llega de nuevo a Roma en segundo viaje,
acompañando del Obispo de Tolosa, Fulco, para asistir al Concilio de
Letrán y solicitar del Papa la aprobación de su Orden, como organización
religiosa de Canónigos regulares. De regreso de Roma elige con sus
compañeros la Regla de San Agustín para su Orden y en septiembre de
1216, vuelve en tercer viaje a Roma, llevando consigo la Regla de San
Agustín y un primer proyecto de Constituciones para su Orden. El 22 de
Diciembre de 1216 recibe del Papa Honorio III la Bula “Religiosam Vitam”
por la que confirma la Orden de Frailes Predicadores.
Al año siguiente retorna a Francia y en el mes de
Agosto dispersa a sus frailes, enviando cuatro a España y tres a París,
decidiendo marchar él a Roma. Allí se manifiesta su poder taumatúrgico
con numerosos milagros y se acrecienta de modo extraordinario el número
de sus frailes. Meses después enviará los primeros Frailes a Bolonia.
Habrá que esperar hasta finales de 1218 para ver de nuevo a Domingo en España donde visitará Segovia, Madrid y Guadalajara.
Por mandato del Papa Honorio III, en un quinto viaje a
Roma, reúne en el convento de San Sixto a las monjas dispersas por los
distintos monasterios de Roma, para obtener para los Frailes el convento
y la Iglesia de Santa Sabina.
En la Fiesta de Pentecostés de 1220 asiste al primer
Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia. En él se redactan la
segunda parte de las Constituciones. Un año después, en el siguiente
Capítulo celebrado también en Bolonia, acordará la creación de ocho
Provincias.
Con su Orden perfectamente estructurada y más de
sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, tras breve
enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años de
edad, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados.
En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.
Tomado de la pag de la Orden de los Predicadores
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