II. PARTE.
RELACIONES: PADRES E
HIJOS
La
Sagrada Escritura nos dice:
“El que ama a su hijo, le corrige sin cesar...
el que enseña a su hijo,
sacará provecho de él” (Si 30, 1-2).
La familia es una comunidad sagrada, donde cada miembro que la conforma
hace que se constituya en el espacio de inicio para el crecimiento integral personal,
como ser humano, que involucra aspectos biológicos, fisiológicos, psicológicos,
sociológicos y espirituales. Dentro de ella se vive de manera particular una
experiencia irrepetible ya que cada individuo esuna creatura única de Dios.
Ser familia es una experiencia humana y divina a la vez, en la que intervienen un papá, una mamá y unos hijos
interrelacionados para aprender el mayor de los mandamientos, el AMOR,
a través del contacto directo que hace que se desarrolle el afecto de unos con
otros.
Cuando se
tiene familia lo tenemos todo. Cuando no tenemos familia, estamos fallos. Tener
familia es hacer de ella un hogar, un lugar de aprecio y responsabilidades,
bajo la conducción y libertad del Espíritu Santo de Dios que
nos enseña a ser personas de bien, a crecer con una espiritualidad, a aprender
y amar al prójimo, a dar y recibir, a
saber comunicarse.
Según Barroso M.,
psicólogo familiar, “la familia deja su huella indeleble en la vida y esencia
de todo individuo. La sanidad y funcionalidad o la insanidad
y disfuncionalidad, el desempeño productivo y efectivo o no, tienen que ver con
lo vivido y aprendido en el laboratorio familiar. La experiencia en familia
produce el impacto decisivo y permanente en la vida de las personas”.
“Padres, no exasperéis a vuestros
hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el
Señor” (Ef 6,4).
Como
comunidad de personas,en ella debe existir el respeto y responsabilidad
paterno-filial. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CCE 2221) “los padres deben mirar a sus hijos
como hijos de Dios y respetarlos como personas humanas“. Este respeto y afecto de los
padres tiene diversas manifestaciones. Durante la infancia, se traduce, en el
cuidado y atención en la educación de sus hijos y velar por sus necesidades
físicas y espirituales. Mientras el hijo vive con sus padres, debe obedecer a
todo lo que éstos dispongan para su bien propio ofamiliar.
“Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque esto
es grato a Dios en el Señor” (Col. 3,20).
En cuanto
a los hijos,les deben a sus padres respeto filial, es decir gratitud porque les
dieron la vida, su amor y su trabajo. También su ayuda al crecimiento y educación
en la fe y la vida de la Iglesia. Estos cuando
ya sean mayores de edad deben su responsabilidad para con sus padres. En la
medida de sus posibilidades han de prestarles toda la ayuda material y moral en
los años de vejez y durante sus enfermedades, incluso en momentos de soledad y
de cansancio.
“Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida
no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le
desprecies en la plenitud de tu vigor... Como blasfemo es el que abandona a su padre,
maldito del Señor quien irrita a su madre”
(Si 3,12-13.16).
En las
relaciones interpersonales de los padres para con sus hijos, es conveniente que
los chicos se sientan amados y aceptados tal cual son, con sus diferencias
individuales. Cada hijo es una semilla en crecimiento, al que hay que dedicarle
un tiempo especial de manera personal en atención y escucha; también un tiempo
de convivencia grupal, para aprender a conocerse e intercambiar los detalles de
cada uno en todas las etapas del desarrollo de vida dentrode experiencias llenas
de calidaden la relación familiar. Es importante saber conocerse los defectos y
las debilidades para corregirlos y convertirlos en oportunidades y esta a su
vez en fortalezas, para el momento cuando se presenten las de crisis.
A la luz
de Cristo, es primordial que los padres sean coherentes con respecto a lo que
piensan, sienten, dicen y hacen en relación a la iglesia. Lo padres tienen la
tarea de instruir a sus hijos bajo la doctrina cristiana
y practicarla.Enseñar los mandamientos, a recibir los sacramentos, ir a la misa dominical, enseñarles a orar, a descubrir la vocación de hijos de Dios, para que crezcan como cristianos, entre otras orientaciones.
y practicarla.Enseñar los mandamientos, a recibir los sacramentos, ir a la misa dominical, enseñarles a orar, a descubrir la vocación de hijos de Dios, para que crezcan como cristianos, entre otras orientaciones.
Hoy en
día la autoridad de los padres se encuentra muy debatida, precisamente al no
observarse la práctica cristiana como lo proponen los documentos eclesiales.
Hay que esforzarse y valientemente desafiar los tiempos difíciles que estamos
viviendo y decirle al mundo que somos una familia ejemplo del Hogar de Nazaret.
Mgr. Mary Teresa Rojas Lares
Twitter
maryrojas930
Email
maryrojas930@hotmail.com
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