viernes, 24 de junio de 2016

LA FAMILIA CATOLICA Y LAS RELACIONES FAMILIARES BAJO LA LUZ DE CRISTO




II. PARTE.

RELACIONES: PADRES E HIJOS

La Sagrada Escritura nos dice:
“El que ama a su hijo, le corrige sin cesar... 
el que enseña a su hijo, sacará provecho de él” (Si 30, 1-2).

La familia es una comunidad sagrada, donde cada miembro que la conforma hace que se constituya en el espacio de inicio para el crecimiento integral personal, como ser humano, que involucra aspectos biológicos, fisiológicos, psicológicos, sociológicos y espirituales. Dentro de ella se vive de manera particular una experiencia irrepetible ya que cada individuo esuna creatura única de Dios.
Ser familia es una experiencia humana y divina a la vez, en la que  intervienen un papá, una mamá y unos hijos interrelacionados para aprender el mayor de los mandamientos, el AMOR, a través del contacto directo que hace que se desarrolle el afecto de unos con otros.
Cuando se tiene familia lo tenemos todo. Cuando no tenemos familia, estamos fallos. Tener familia es hacer de ella un hogar, un lugar de aprecio y responsabilidades, bajo la conducción y libertad del Espíritu Santo de Dios que nos enseña a ser personas de bien, a crecer con una espiritualidad, a aprender y amar al prójimo, a dar y  recibir, a saber comunicarse. 
Según Barroso M., psicólogo familiar, “la familia deja su huella indeleble en la vida y esencia de todo individuo. La sanidad y funcionalidad o la insanidad y disfuncionalidad, el desempeño productivo y efectivo o no, tienen que ver con lo vivido y aprendido en el laboratorio familiar. La experiencia en familia produce el impacto decisivo y permanente en la vida de las personas”.

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el Señor” (Ef 6,4).
Como comunidad de personas,en ella debe existir el respeto y responsabilidad paterno-filial. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CCE 2221) “los padres deben mirar a sus hijos como hijos de Dios y respetarlos como personas humanas“. Este respeto y afecto de los padres tiene diversas manifestaciones. Durante la infancia, se traduce, en el cuidado y atención en la educación de sus hijos y velar por sus necesidades físicas y espirituales. Mientras el hijo vive con sus padres, debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien propio ofamiliar. 

“Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque esto es grato a Dios en el Señor” (Col. 3,20).
En cuanto a los hijos,les deben a sus padres respeto filial, es decir gratitud porque les dieron la vida, su amor y su trabajo. También su ayuda al crecimiento y educación en la fe  y la vida de la Iglesia. Estos cuando ya sean mayores de edad deben su responsabilidad para con sus padres. En la medida de sus posibilidades han de prestarles toda la ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, incluso en momentos de soledad y de cansancio.

“Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor... Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor quien irrita a su madre” 
 (Si 3,12-13.16).
En las relaciones interpersonales de los padres para con sus hijos, es conveniente que los chicos se sientan amados y aceptados tal cual son, con sus diferencias individuales. Cada hijo es una semilla en crecimiento, al que hay que dedicarle un tiempo especial de manera personal en atención y escucha; también un tiempo de convivencia grupal, para aprender a conocerse e intercambiar los detalles de cada uno en todas las etapas del desarrollo de vida dentrode experiencias llenas de calidaden la relación familiar. Es importante saber conocerse los defectos y las debilidades para corregirlos y convertirlos en oportunidades y esta a su vez en fortalezas, para el momento cuando se presenten las de crisis.
A la luz de Cristo, es primordial que los padres sean coherentes con respecto a lo que piensan, sienten, dicen y hacen en relación a la iglesia. Lo padres tienen la tarea de instruir a sus hijos bajo la doctrina cristiana
y practicarla.Enseñar los mandamientos, a recibir los sacramentos, ir a la misa dominical, enseñarles a orar, a descubrir la vocación de hijos de Dios, para que crezcan como cristianos, entre otras orientaciones.
Hoy en día la autoridad de los padres se encuentra muy debatida, precisamente al no observarse la práctica cristiana como lo proponen los documentos eclesiales. Hay que esforzarse y valientemente desafiar los tiempos difíciles que estamos viviendo y decirle al mundo que somos una familia ejemplo del Hogar de Nazaret. 

Mgr. Mary Teresa Rojas Lares
Twitter maryrojas930
Email maryrojas930@hotmail.com










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