domingo, 19 de junio de 2016

Al Buen Padre Dios




     Dios prolonga su obra creadora en cada nuevo amanecer, con el nacimiento de un niño o cuando crece un árbol con sus flores y frutos, para que cadageneraciónno se sienta excluida de esta gran bendición. Sin embargo todavía hay muchos que pasan por alto estos detalles y hasta se niegan a creer en la paternidad divina, para justificar el ateísmo o para seguir en la senda del pecado.

     Nadie es Padre como lo es Dios. Sólo Dios Padre realiza su “designio amoroso” de creación, de  redención y de santificación”. (Catecismo;235).   

   Desde el inicio del Antiguo Testamento encontramos que, “Dios creo el mundo y al ser humano a su imagen y semejanza. (Génesis 1; 27). y a partir de esta reveladora afirmación en toda la historia de la salvación siempre está presente la huella del “Buen Padre Dios” en cada acontecimiento bíblico, pero más aún a través de lospatriarcas y profetas que brindaron al pueblo de Israel el mensaje de un Dios creador, justoy protector. 

   Así fue el testimonio deNoé, Abraham, Jacob,Moisés, y Job, entre otros, hasta llegar al nuevo testamento con la línea paterna de Zacarías y José para encontranos con la paternidad del Dios-Amor, a través de la revelación de Jesús; quien además de su obra redentora, fue el encargado de enseñarnos el privilegio de llamar a Dios.“Abba”.(Mc 14, 35-36) y al orar invocarlo como “PadreNuestro”, (Mt 6, 9-15)

   Jesús ha revelado a Dios como “Padre” en un sentido nuevo; no lo es en cuanto Creador,es eternamente Padre en relación a su Hijo Único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre. (Catecismo; 240)

     También San Juan en su Evangelio deja claro que;  “A Dios nadie lo ha visto jamás, el Hijo Único que es Dios y que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer”. (Jn 1, 18)

   La imagen de Dios que nos presenta Jesús es la de un Padre bondadoso y tierno, un Dios misericordioso, siempre preocupado por conceder lo que necesitamos como Hijos y si alguno se aleja de la casa paterna y reniega de su condición filial por el pecado, él lo perdona, sale a su encuentro, olvida todo y se alegra de su regreso, tal y como lo explica la Parábola del Hijo Pródigo. (Lc 15, 11-52). Porque en la casa del Padre “siempre hay más alegría por un pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan de conversión”.  (Lc 15, 7-10)

¿Pero como anunciar que Dios es un buen Padre a una sociedad globalizada donde la imagen de la paternidadresponsable está muy empañada por los embarazos precoces, divorcios, niños abandonados, crisis de valores, violencia doméstica, igualdad de géneros, entre tantos factores?Para aquella persona que durante su niñez, adolescencia o pubertad ha carecido del calor y amor paternal, difícilmentepuede asimilar que hay un Buen Padre Celestial que lo ama incondicionalmente, que se ocupa y preocupa por él o por ella, desde que estaba en el vientre materno y hasta más de allá de su vida terrenal.

En la siguiente reflexión del Papa Emérito Benedicto XVIestá la respuesta a nuestra interrogante;“Para aquellos que han tenido la experiencia de un Padre demasiado autoritario o infalible o indiferente y poco afectivo, e incluso ausente no es fácil pensar con serenidad en Dios como Padre y abandonarse a Él con confianza”. De tal manera que sobre todas estas duras realidades no olvidemos que  “Dios es un Padre que nunca abandona sus hijos. Un Padre amoroso que sostiene, ayuda, acoge, perdona y salva con una fidelidad que supera inmensamente la de los hombres, para abrirse a las dimensiones de la eternidad¨. (30-01-2013)

“Hijos amados de Dios” 


     En Jesús recibimos el amor del Padre, porque Dios como creador nos da la vida y es Padre porque da su propia vida, y al reconocer a Dios como Padre, nos reconocernos criaturas de su infinito amor y por naturaleza divina “el Buen Padre” ama tanto al hijo santo como al pecador.

     San Juan afirma; “Vean que amor singular nos ha dado el Padre; que no solamente nos llamamos Hijos de Dios, sino que lo somos”. (1Jn, 3, 1)

     Dios nos da su propia vida y con su vida, nos da su amor y así como Hijos muy amados por el Padre Celestial podemos decir con confianza;  “Si Dios cuida de mi  ¿qué me puede faltar? Ni un solo instante, no me deja de mirar, mi vida suya es cual diestro tejedor la va tejiendo Él con infinito amor. (Oración)                                                                                   
     
     San Pablo también conocedor de esta gran bendición afirma “Como Hijos amadísimos de Dios, esfuércense por imitarlo”. (Efesios 5,1).Y “Todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios. Entonces no vuelvan al miedo, ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos que nos permite gritar: ¡Abba! o sea: Padre”. (Romanos 8, 14-15)
  
     Sólo quien tiene una relación de fe y confianza con Dios vive plenamente el  privilegio de ser su Hijo, porque no solo se trata de saberlo sino de sentirlo día a día a través de la oración, frecuentando los sacramentos y asumiendo el ejemplodel Hermano mayor Jesús, testimoniando el mensaje de salvación, de amor y misericordia divina. También desde una experiencia personal de encuentro con Cristo, por su obra redentora y en el ejercicio concreto del amor, el respeto y la solidaridad con nuestros semejantes; “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para ser Hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos”. (Mateo 5, 44-45)

     Así con esta sencilla reflexión, rindamos a Papa Dios por siempre honor, alabanza, pero sobre todo amor y agradecimiento, precisamente recordando que  la primera afirmación en el Credo es “Creo en Dios Padre Todopoderoso”. Además independientemente de la experiencia personal que tengamos de padres abnegados, honestos, cariñosos, trabajadores  y comunicativos o por el contrario padres ausentes, represivos, indiferentes e irresponsables, sanemos heridas y abramos nuestro corazón al Buen Padre Dios, que no se cansa de esperar y amar.
 

      Como dice el Papa Francisco especialmente en este Año Jubilar de la Divina Misericordia; “En cualquier situación de la vida, no debo olvidar que no dejaré jamás de ser hijo de Dios, ser un hijo de un Padre que me ama y espera mi regreso incluso en las situaciones más feas de la vida, Dios me espera, Dios quiere abrazarme, Dios me espera”. (Audiencia 11-05-16)



      Con el ejemplo del Buen Padre Dios pidamos bendiciones, salud y fortaleza para quienes aún en la ancianidad ejercen ejemplarmente la paternidad, paz para el alma de los padres y abuelos que se nos adelantaron en el camino de regreso a la casa celestial, pero nos dejaron su mejor herencia de valores familiares y como “HijosAmadísimosdeDios”, asumamos o continuemos con el compromiso sincero de testimoniar el mensaje de salvación para toda la humanidad.

   Papá Dios, danos la capacidad de construir la convivencia fraterna, amando a todos y a todas sin excluir a nadie, solidarizándonos con los más pobres y trabajando por la reconciliación, la justicia y la paz. Amén 

Oración de Monseñor Ubaldo Santana .Arzobispo de Maracaibo. Junio, 2007.


Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina










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