Dios prolonga su obra
creadora en cada nuevo amanecer, con el nacimiento de un niño o cuando crece un
árbol con sus flores y frutos, para que cadageneraciónno se sienta excluida de
esta gran bendición. Sin embargo todavía hay muchos que pasan por alto estos
detalles y hasta se niegan a creer en la paternidad divina, para justificar el
ateísmo o para seguir en la senda del pecado.
Nadie
es Padre como lo es Dios. Sólo Dios Padre realiza su “designio amoroso” de
creación, de redención y de
santificación”. (Catecismo;235).
Desde el inicio del Antiguo Testamento
encontramos que, “Dios creo el mundo y al ser humano a su imagen y semejanza.
(Génesis 1; 27). y a partir de esta reveladora afirmación en toda la historia
de la salvación siempre está presente la huella del “Buen Padre Dios” en cada
acontecimiento bíblico, pero más aún a través de lospatriarcas y profetas que
brindaron al pueblo de Israel el mensaje de un Dios creador, justoy protector.
Así fue el testimonio deNoé, Abraham,
Jacob,Moisés, y Job, entre otros, hasta llegar al nuevo testamento con la línea
paterna de Zacarías y José para encontranos con la paternidad del Dios-Amor, a
través de la revelación de Jesús; quien además de su obra redentora, fue el
encargado de enseñarnos el privilegio de llamar a Dios.“Abba”.(Mc 14, 35-36) y
al orar invocarlo como “PadreNuestro”,
(Mt 6, 9-15)
Jesús ha revelado a Dios como “Padre” en un
sentido nuevo; no lo es en cuanto Creador,es eternamente Padre en relación a su
Hijo Único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre. (Catecismo;
240)
También San Juan en su
Evangelio deja claro que; “A Dios nadie
lo ha visto jamás, el Hijo Único que es Dios y que está en el seno del Padre,
nos lo ha dado a conocer”. (Jn 1, 18)
La imagen de Dios que nos presenta Jesús es la
de un Padre bondadoso y tierno, un Dios misericordioso, siempre preocupado por
conceder lo que necesitamos como Hijos y si alguno se aleja de la casa paterna
y reniega de su condición filial por el pecado, él lo perdona, sale a su
encuentro, olvida todo y se alegra de su regreso, tal y como lo explica la Parábola
del Hijo Pródigo. (Lc 15, 11-52). Porque en
la casa del Padre “siempre hay más alegría por un pecador que se convierta, que
por noventa y nueve justos que no necesitan de conversión”. (Lc 15, 7-10)
¿Pero como anunciar que Dios
es un buen Padre a una sociedad globalizada donde la imagen de la paternidadresponsable
está muy empañada por los embarazos precoces, divorcios, niños abandonados,
crisis de valores, violencia doméstica, igualdad de géneros, entre tantos
factores?Para aquella persona que durante su niñez, adolescencia o pubertad ha
carecido del calor y amor paternal, difícilmentepuede asimilar que hay un Buen Padre
Celestial que lo ama incondicionalmente, que se ocupa y preocupa por él o por
ella, desde que estaba en el vientre materno y hasta más de allá de su vida
terrenal.
En la siguiente reflexión
del Papa Emérito Benedicto XVIestá la respuesta a nuestra interrogante;“Para aquellos que han tenido la experiencia
de un Padre demasiado autoritario o infalible o indiferente y poco afectivo, e
incluso ausente no es fácil pensar con serenidad en Dios como Padre y
abandonarse a Él con confianza”. De tal manera que sobre todas estas duras
realidades no olvidemos que “Dios es un
Padre que nunca abandona sus hijos. Un Padre amoroso que sostiene, ayuda,
acoge, perdona y salva con una fidelidad que supera inmensamente la de los
hombres, para abrirse a las dimensiones de la eternidad¨. (30-01-2013)
“Hijos
amados de Dios”
En
Jesús recibimos el amor del Padre, porque Dios como creador nos da la vida y es
Padre porque da su propia vida, y al reconocer a Dios como Padre, nos
reconocernos criaturas de su infinito amor y por naturaleza divina “el Buen
Padre” ama tanto al hijo santo como al pecador.
San
Juan afirma; “Vean que amor singular nos ha dado el Padre; que no solamente nos
llamamos Hijos de Dios, sino que lo somos”. (1Jn, 3, 1)
Dios
nos da su propia vida y con su vida, nos da su amor y así como Hijos muy amados
por el Padre Celestial podemos decir con confianza; “Si Dios cuida de mi ¿qué me puede faltar? Ni un solo instante, no
me deja de mirar, mi vida suya es cual diestro tejedor la va tejiendo Él con
infinito amor. (Oración)
San
Pablo también conocedor de esta gran bendición afirma “Como Hijos amadísimos de
Dios, esfuércense por imitarlo”. (Efesios 5,1).Y “Todos aquellos a los que guía
el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios. Entonces no vuelvan al miedo,
ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los
hijos que nos permite gritar: ¡Abba! o sea: Padre”. (Romanos 8, 14-15)
Sólo quien tiene una relación de fe y
confianza con Dios vive plenamente el
privilegio de ser su Hijo, porque no solo se trata de saberlo sino de
sentirlo día a día a través de la oración, frecuentando los sacramentos y asumiendo
el ejemplodel Hermano mayor Jesús, testimoniando el mensaje de salvación, de
amor y misericordia divina. También desde una experiencia personal de encuentro
con Cristo, por su obra redentora y en el ejercicio concreto del amor, el respeto
y la solidaridad con nuestros semejantes; “Amad
a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para ser Hijos de vuestro
Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia
sobre justos e injustos”. (Mateo 5, 44-45)
Así con esta sencilla
reflexión, rindamos a Papa Dios por siempre honor, alabanza, pero sobre todo
amor y agradecimiento, precisamente recordando que la primera afirmación en el Credo es “Creo en
Dios Padre Todopoderoso”. Además independientemente de la experiencia personal que
tengamos de padres abnegados, honestos, cariñosos, trabajadores y comunicativos o por el contrario padres ausentes,
represivos, indiferentes e irresponsables, sanemos heridas y abramos nuestro
corazón al Buen Padre Dios, que no se cansa de esperar y amar.
Como dice el Papa Francisco
especialmente en este Año Jubilar de la Divina Misericordia; “En cualquier situación de la vida, no debo
olvidar que no dejaré jamás de ser hijo de Dios, ser un hijo de un Padre que me
ama y espera mi regreso incluso en las situaciones más feas de la vida, Dios me
espera, Dios quiere abrazarme, Dios me espera”. (Audiencia 11-05-16)
Con el ejemplo del Buen Padre
Dios pidamos bendiciones, salud y fortaleza para quienes aún en la ancianidad ejercen
ejemplarmente la paternidad, paz para el alma de los padres y abuelos que se
nos adelantaron en el camino de regreso a la casa celestial, pero nos dejaron
su mejor herencia de valores familiares y como “HijosAmadísimosdeDios”, asumamos o continuemos con el compromiso
sincero de testimoniar el mensaje de salvación para toda la humanidad.
Papá Dios, danos la capacidad de construir
la convivencia fraterna, amando a todos y a todas sin excluir a nadie,
solidarizándonos con los más pobres y trabajando por la reconciliación, la
justicia y la paz. Amén
Oración de Monseñor Ubaldo
Santana .Arzobispo de Maracaibo. Junio, 2007.
Lcda.
María Espina de Duarte
Twitter:
@mabelespina
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