“El Señor te bendiga y te
proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el
Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz'. (Núm. 6, 22-27)
Con la bendición de Dios
encomendada a Moisés para los israelitas, comenzamos el nuevo año, en cuyo
horizonte se nos propone 365 días, cargados de retos a la luz de la bondad
divina.
La bendición levítica que Moisés enseñó a su
hermano Aarón, plasmada en el Libro de Números del Antiguo Testamento se
renueva litúrgicamente, como una acción de gracias por el año transcurrido y en
bendición por el nuevo año,haciéndose eco de generación en generación yen el
corazón de cada ser humano.
Cada año es como un libro abierto
con hojas en blanco donde Dios como Padre y Creador nos invita a redactar
nuevos capítulos en la historia de nuestra vida terrenal, guiados por el
Espíritu Santo y fortalecidos por la fe.
Con certeza sabemos que viviremos días
alegres y tristes, entre la salud y la enfermedad, entre la paz yla tribulación,
pero también tenemos la seguridad que no estaremos solos. Que Dios en su
infinita misericordia nos acompaña y protege siempre, sobre todo cuandoperseveramos
en la oración y frecuentamos los sacramentos.
Por eso la Iglesiadesde el
primer día de cada nuevo año nos invita como pueblo de Dios a compartir dos
grandes conmemoraciones; La Jornada
Mundial de Oración por la PAZ y la Solemnidad de Santa María Madre de Dios.
El Papa Pablo VI fue el
propulsor de orar por la paz entre los pueblos,así fue comoel 8 de diciembre de
1967, dos años después de la clausura del Concilio Vaticano II, Pablo VI,
invitaba a celebrar el Día de la Paz en todo el mundo, el primer día del año
civil,indicando que:"la paz está en la base de la religión cristiana, puesto que para
el cristiano proclamar la paz es anunciar a Jesucristo". (Homilía: 01-01-1969).
Desde
entonces asumimos como Iglesia Universal que todo el mensaje de la Encarnación
puede resumirse en Jesús como el Señor de la Paz y por lo tanto la Iglesia no
puede dejar de orar, promover y trabajar en la consolidación de la paz, como don
de Dios y obra de los hombres.

Para este 1 de enero el Papa Francisco pide
una actitud de acogida, comprensión y generosidad con los migrantes y
refugiados que abandonan su patria, huyendo de las guerras buscando una vida
digna.
En el mensaje, titulado “Migrantes
y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”, el Santo Padre
critica la retórica del miedo difundida con fines políticos en algunos países y
pide que se mire a los migrantes y refugiados como miembros de una misma
familia humana y recordó“a los más de 250 millones de migrantes en
el mundo, de los que 22 millones y medio son refugiados”.
“Con espíritu de
misericordia, abrazamos a todos los que huyen de la guerra y del hambre, o que
se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la
persecución, la pobreza y la degradación ambiental…Quienes se ponen en camino
para reunirse con sus familias, para encontrar mejores oportunidades de trabajo
o de educación: quien no puede disfrutar de estos derechos, no puede vivir en
paz”. (Mensaje Jornada Mundial de la Paz 2018).
Recordemos que la paz la
construimos los creyentes unidos entre sí, pero también todos los hombres de
buena voluntad como cantaron los ángeles en Belén:“Gloria a Dios en el cielo y en
la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.
(Lc 2, 14)
También es bueno empezar el año invocando a
María como; “Santa Madre de Dios, porque dio a luz al Rey, que gobierna el cielo y
la tierra por los siglos de los siglos”. (Oración colecta).
El título “Madre de Dios”, es el más antiguo
e importante dedicado a la Virgen María y se venera especialmente cada 1 de
enero para comenzar el año encomendándonos a su maternal protección e
intersección.
La Virgen María, modelo de
la Iglesiafue elegida por un don gratuito del Padre para acoger al Hijo de
Dios, hijo suyo también, no sólo físicamente, sino también en su espíritu, por
la fe y el amor.
Como dice San Ambrosio: «Por eso concibió doblemente a su
hijo: por la fe en su alma y por la maternidad en su seno.»
Bajo su maternal protección trabajemos por
rescatar esa imagen de María, tal como la presenta la Palabra de Dios, como modelo
más cercano a nosotros y más accesible para nuestro camino de fe y pidamos que
María nos ayude a hacer conocer con gozo, esperanza y perseverancia a su Hijo
Jesús.
De tal manera que imploremos la bendición de
Dios sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre nuestro país y sobre el
mundo entero e invoquemos también a Nuestra Madre; Santa María, Madre de Dios, ruega
por nosotros.

Un abrazo fraternal para
todos, acompañado de los mejores deseos de un bendecido y venturoso Nuevo Año 2018,
por parte del Equipo de Producciones
Católicas Venezuela.

Jorge L. Urosa Savino. Cardenal
Arzobispo de Caracas
Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina
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