Como sabemos los mensajes más relevantes en
las redes sociales están precedidos por el signo, etiqueta o numeral #, para facilitar la interacción de los
usuarios sobre un tema en particular, productos, eventos y tendencias
informativas en general.
De esta manera al relacionar el hashtag #Gracias, simbólicamente representa la
invitación para reflexionar sobre la importancia y trascendencia de la
gratitud, como la virtud que nos lleva a tomar
conciencia de los dones que recibimos cada día por parte de Dios y de
los gestos de generosidad por parte de los demás.
En palabras de Santa Teresa de Lisieux:
“Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud”.
Más allá de decir Gracias por buena
educación o cortesía, cristianamente agradecer es como una tarea básica, que
nos permite valorar todo lo que el Señor hace en nuestro favor.
Es decir el agradecimiento es una actitud
humana, pero vivida desde la fe se convierte en un don. Por eso vale la pena
preguntarse: ¿Somos capaces de saber decir gracias? ¿Cuántas veces agradecemos en
la familia, en la comunidad, en la Iglesia? ¿Cuántas veces damos gracias a
quien nos ayuda, a quien está cerca de nosotros, a quien nos acompaña en la
vida?
Seguramente lo mismo hacemos también con
Dios, es fácil orar para pedirle algo, pero ¿recordamos agradecerle?, o
actuamos como el grupo de leprosos sanados por Jesús, que quedaron satisfechos y
se olvidaron de volver agradecidos: « ¿No han quedado limpios los diez? Los
otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar
gloria a Dios?». (Lc 17,17-18)
Agradecer más que una opción, es una norma
de vida cristiana, un camino espiritual que nos engrandece el
corazón y nos permite recibir muchas más gracias por parte de Dios, que siempre
está dispuesto a darnos, mientras que el corazón duro y soberbio no se hace
permeable a recibir los regalos de Dios.
Si bien cuando agradecemos reconocemos al
otro, a Dios y a los hermanos, el agradecer nos permite sabernos pobres y
necesitados ante un Dios que no tiene necesidad de nuestro agradecimiento, pero
que le agrada que sus hijos reconozcan los frutos de su bondad y misericordia.
Como afirma el Papa Francisco:
“Respecto a dar las gracias, “vivimos en una civilización que ve la mala educación como signo de emancipación”. Es al revés: “la gratitud, para el creyente, está en el corazón mismo de la fe: un cristiano que no sabe dar las gracias es uno que ha olvidado el lenguaje de Dios”. (Catequesis: 13-05- 2015)
Además como el hombre no puede darse nada a
sí mismo sí no es a partir de lo que recibe de los demás, el agradecimiento es una manera de estrechar
los lazos sociales, romper el aislamiento y el egoísmo
que a veces cultivamos en nuestra sociedad. Quien recibe el agradecimiento, se
siente apreciado y reconocido, porque la gratitud significa valoración
del otro, con respeto y consideración.
Sembremos el buen ejemplo ciudadano y sobre
todo cristiano, de ser agradecidos en los niños y jóvenes, para que la
generación de relevo también entienda que si todo viene de Dios, gratuitamente,
todo debe volver a él a través de la alabanza y el agradecimiento.
Sobre todo cuando asistimos a misa, porque
la Eucaristía representa el acto más sublime del culto cristiano y significa literalmente,
"acción de gracias". La Eucaristía es nuestra acción de
gracias colectiva a Dios por todo lo que hemos recibido de él. Donde damos gracias
con la oración litúrgica y con la alabanza, por el don enorme que Dios nos ha
dado en Jesucristo.
Así Como decimos en la Plegaria Eucarística: “Demos
gracias al Señor, nuestro Dios…es justo y necesario. Es nuestro deber darte
gracias, siempre y en todo lugar…”.
Ya saben a poner en práctica #Gracias, no solamente en sus redes
sociales sino en la vida cotidiana, porque a pesar de los sinsabores de la
vida, tenemos mil motivos para ser agradecidos con Dios, con la familia,
vecinos, compañeros de trabajo o estudio y sobre todo con nuestro prójimo.
Himno
Gracias,
Señor, por el día, por tu mensaje de amor que nos das en cada flor;
por
esta luz de alegría, te doy las gracias, Señor.
Gracias,
Señor, por la espina que encontraré en el sendero, donde marcho pregonero de tu
esperanza divina; gracias, por ser compañero.
Gracias,
Señor, porque dejas que abrase tu amor mi ser, porque haces aparecer tus flores
a mis abejas, tan sedientas de beber.
Gracias
por este camino, donde caigo y me levanto, donde te entrego mi canto mientras
marcho peregrino, Señor, a tu monte santo.
Gracias,
Señor, por la luz que ilumina mi existir; por este dulce dormir
que
me devuelve a tu cruz. ¡Gracias, Señor, por vivir!
(Liturgia
de las Horas)
Lcda.
María Espina de Duarte
Twitter:
@mabelespina
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