Cada uno conserva una semblanza sobre la
VIDA, este don tan precioso y especial concedido por Dios.
Seguramente las opciones planteadas por cada
ser humano de generación en generación son tan amplias y diversas como la vida
misma.
Pero hay quienes conciben en su mayoría la
vida como un viaje fugaz, un intrincado camino, una aventura, una trayectoria, una
travesía, una peregrinación…
Ciertamente para los creyentes en Dios, bajo
la fe cristiana católica nos conforta la
idea de sentirnos peregrinos en el camino terrenal hacia la vida eterna.
En muchas de esas sendas del recorrido
dejemos morir el hombre viejo, para que nazca el Hombre Nuevo y de cara a los
imprevistos del viaje, clamamos una y otra vez como el Salmista:
Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya. Salmo 15
Especialmente en el Tiempo de Pascua, somos
peregrinos guiados por los pasos de Jesús Resucitado, quien sale a nuestro
encuentro en el diario trajinar, con ligero equipaje y un corazón abierto de
par en par, brindando sus rayos de gracia y amor.
Somos peregrinos siempre en camino dispuestos a nuevas experiencias sobre la
base de fe, la esperanza y la caridad...
Somos peregrinos Hijos de Dios, llorando o
riendo avanzamos guiados por el amor…
Somos peregrinos muchas veces
acompañados, pero también marchamos en soledad…
Somos peregrinos en la vida terrenal donde
debemos sembrar buen ejemplo con trascendencia pascual…
Somos peregrinos dejando con valentía y
devoción huellas de la misericordia de Dios…
Somos peregrinos aunque avancemos fatigados buscamos la santidad,
amando y sirviendo al hermano…
Somos peregrinos de la vida terrenal
aspirando alcanzar los bienes de la patria celestial…
Somos peregrinos testigos de Jesús victorioso,
vivo y glorioso en el pan y vino bajo consagración…
Haz Señor que sepamos reconocerte y adorarte
especialmente en la Eucaristía, comprendamos la Sagrada Escritura e iluminando
nuestro corazón con la fuerza de tu Resurrección…
Como sucedió con los discípulos de Emaús,
hoy el Señor nos invita a reconocerlo, viviendo la conversión, recuperando
esperanzas y rompiendo las dudas y el dolor…
Si ya Cristo Resucitado vive en nuestro corazón, sigamos adelante con
nuestra peregrinación, porque en la Palabra y en la Eucaristía, nos acompañas
siempre Señor…
El Espíritu Santo nos guía, para vencer la ceguera del hombre moderno que te rechaza
todavía…
Oh Jesús Resucitado, buen compañero de camino, «Quédate con nosotros, Señor», para seguir
peregrinando felizmente como testigos de
tu resurrección…Amen
Lcda.
María Espina de Duarte
Twitter:
@mabelespina / Instagram: @mabelespina0906
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