Tras las huellas de San Juan Bautista,
recorremos un camino corto pero fructífero por su testimonio de humildad, obediencia,
valentía y fe.
Según nos narran las Sagradas Escrituras Juan,
era un hombre fuerte que se alimentaba de langostas, miel silvestre y vestía
una piel de camello, según Lucas él vivió en el desierto hasta el día de su
manifestación a Israel, porque solamente le preocupaba el Reino de Dios.
Desde su milagrosa concepción en el vientre
de su anciana madre Isabel, hasta su vil muerte en manos del Rey Herodes
Antipas, su testimonio de vida nos interpela hoy en día tomando en cuenta sus
palabras proféticas.
“San Juan Bautista es el precursor (Cf. Hch 13, 24) inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino (Cf. Mt 3, 3). "Profeta del Altísimo" (Lc 1, 76), sobrepasa a todos los profetas (Cf. Lc 7, 26), de los que es el último (Cf. Mt 11, 13), e inaugura el Evangelio (Cf.Hch 1, 22;Lc 16,16); desde el seno de su madre ( Cf. Lc 1,41) saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser "el amigo del esposo" (Jn 3, 29) a quien señala como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Precediendo a Jesús "con el espíritu y el poder de Elías" (Lc 1, 17), da testimonio de él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio (Cf. Mc 6, 17-29)”. (Catecismo; #523)
Toda su vida fue predicar la conversión y el
arrepentimiento de los pecados, gritándolo con sus palabras y obras, por eso
tomemos en cuenta su testimonio para enriquecer nuestra fe y compromiso
cristiano. Hoy en día la dinámica social nos exige una fe valiente y fuerte
como la de San Juan Bautista.
Nos corresponde allanar tantos senderos del
camino, obstaculizados o torcidos, por
la codicia, el pecado y la ceguera de la humanidad.
Es el momento de volver nuestra mirada y
nuestro corazón a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo y reflexionar:
¿Cómo, en pleno siglo XXI,
podemos “preparar” la presencia de Jesús?
En tal sentido nos indica el Papa Emérito
Benedicto XVI:
La invitación de San Juan Bautista en su tiempo fue la de “preparar el camino para acoger al Señor, para enderezar las sendas torcidas de la vida a través de un cambio radical del corazón”. Sabemos los cristianos que éste mensaje nunca es receptado sin exigir de quien lo da, de alguna manera, el testimonio de la propia vida. No se puede acompañar a los hermanos por el camino de la conversión sin estar dispuestos a entregar la vida. Al Bautista se le exigió de manera radical. Quizás a nosotros, católicos del siglo XXI, no se nos pida de la misma manera. Pero la disposición a dar la propia vida debe ser característica de quienes quieren seguir al Señor sin componendas”. (Audiencia; 29-08-2012)
Como Mensajeros de Dios, encomendemos
nuestro compromiso de vida cristiana, nuestra labor evangelizadora a San Juan Bautista, porque la vida cotidiana
nos exige por así decirlo, el “martirio”
de la fidelidad al Evangelio, para permitir que Cristo viva en mí y yo en Él.
Porque también el Bautista nos enseña a ser testimonio de coherencia en el
mundo, en lo moral, en lo espiritual y en lo humano.
Y también
oremos y demos gracias a Dios, por los hombres y mujeres de vida consagrada o
laicos, que siguiendo los pasos de San
Juan Bautista predican con su vida que sí es posible arrepentirnos y vivir
totalmente dirigidos a Cristo.
Oración
San Juan Bautista, ejemplo de valentía, mártir de la fe y de la defensa de la Verdad, precursor del Salvador, enséñame a seguir tus caminos, dame un poco de tu virtud y dame siempre fuerza y valor para defender la verdad del Evangelio!
¡Ayúdame, San Juan, a vivir con humildad mi vida y con fidelidad a Jesucristo mi camino como cristiano; ayúdame a ser siempre fiel a la voluntad de Dios!
¡A Ti, Padre Dios, que unes los dolores de Jesús con los de tu Iglesia, concede a todos los que sufren a causa del Evangelio la fe y fortaleza para superar la situación y que sean siempre auténticos testigos de la Verdad! Amén
Lcda. María Espina de
Duarte
Twitter: @mabelespina
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