Las relaciones humanas son una telaraña pegajosa y un enredo de intereses y animosidades, sencillamente porque así somos las personas: difíciles, interesados, animosos y aprovechados.No es fácil encontrar la lealtad, la gratitud, la consecuencia, la rectitud de palabra y de corazón que, en última instancia, son frutos del Espíritu Santo y patrimonio de gente bien criada, levantada con sentido de honor y respeto.Son valores caros, como dicen comúnmente por ahí, que no se pueden esperar del montón, sino de quienes tienen el carácter templado en la nobleza o, dicho de otro modo, de los limpios de corazón, los que actúan sin malicia ni mala voluntad sino con transparencia de vida.Luego, no hemos de sorprendernos, aunque, sin duda es perturbador e irritante para cualquiera, cuando descubrimos las deslealtades e hipocresías en el entorno más íntimo.Al contrario, deberíamos sentirnos aliviados porque es, definitivamente, liberador saber lo que se puede esperar de los que te rodean.Padre Alberto Gutiérrez
jueves, 27 de diciembre de 2018
Relaciones Humanas.
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