domingo, 16 de diciembre de 2018

Alegría + Paz = Adviento



   Nuestro camino hacia Belén pasa por dejar a un lado el pecado, la violencia, la injusticia y la desesperanza que abundan en la humanidad. Nos corresponde anunciar testimoniando que Dios se hace hombre para sumar alegría y multiplicar la paz, a todos sus Hijos de buena voluntad.
   Porque la alegría y la paz verdadera no están en la abundancia de bienes materiales o riquezas, sino en el compartir sincero y fraterno de lo que somos

ante Dios y ante el prójimo.

  Que la exhortación de  San Pablo, “Hermanos, míos Alégrense siempre en el Señor, se los repito ¡Alégrense!… El Señor está cerca”. (Flp. 4, 4-6), forme parte de nuestra preparación para vivir la Navidad, de cara a las exigencias propias del Evangelio.
   Además el Señor siempre está cerca de nosotros y nos visita cada día con la fuerza de su palabra y con la gracia de los sacramentos.

   También invoquemos a María, “Causa de nuestra alegría”, ella como Reina y Madre de la Iglesia, nos enseña como creer celebrar y compartir las promesas de Dios, para nuestra salvación. (Lc. 1, 46-56)
   A medida que se aproxima la Navidad recordemos pese a las dificultades y problemas, multiplicar la paz como don precioso de Dios, sumando la alegría de las buenas obras.


“Se nos exhorta a que nuestra alegría, según Dios y según el cumplimiento de sus mandatos, se acrecienta cada día más y más. Pues cuanto nos esforcemos en este mundo por vivir entregados al cumplimiento de los mandamientos divinos, tanto más felices seremos en la otra vida y tanto mayor será nuestra gloria ante Dios.
(San Ambrosio, Tratado sobre la carta a los Flp. 1)  


Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina

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