Nos sucede con frecuencia que al igual que el relato de la "Boda de Caná", (Jn. 2, 1-11),
nos quedamos sin vino (pesimismo, crisis de fe, tristeza, desánimo) y
recurrimos a María, cómo intercesora ante Jesús, para que nos guíe en
cumplimiento
de la voluntad de Dios.
Por lo tanto nuestra tarea es llenar las vasijas de agua, atendiendo las sabias palabras "Hagan lo que èl, os diga" (Jn 2, 5).
Con la certeza de que pase lo que pase, Jesús conoce nuestras necesidades y siempre interviene para ofrecernos "el mejor vino".
Así renovamos nuestra fe a la luz de las exigencias
del Evangelio, con el nuevo sabor de la fe, esperanza, amor y
solidaridad y con la especial intersección de María Santísima.
Como afirma San Pío de Pietrelcina:
"Procuremos servir al Señor con todo el corazón y con toda la voluntad. Siempre nos dará más de lo que merecemos."
Lcda. María Isabel Espina de Duarte.
Twitter: @mabelespina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario