Recientemente el Papa Francisco dijo
"La Cuaresma es un llamado a detenerse a ir a lo esencial... Es un despertador para el alma". (Tweet. 16-03-19).
Ciertamente la Cuaresma es el tiempo por excelencia que nos brinda la
Iglesia para redescubrir la ruta, el sentido de la vida de cara a las
exigencias del Buena Nueva.
Así en relación con el Evangelio del III Domingo de Cuaresma, a través de la Parábola de la Higuera Estéril, (Lc. 13, 6-9).
Dios nos invita a la conversión, a un llamado particular que nos
interpela para evaluar y corregir en nuestra vida, los pensamientos,
palabras y acciones en relación con el prójimo. Porque Dios quiere que
todo pecador se convierta dando frutos de caridad y misericordia.
"Todos tenemos necesidad de convertirnos, de dar un paso adelante y la paciencia de Dios, su misericordia nos acompaña en ello. A pesar de la esterilidad que en ocasiones marca nuestra existencia. Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar y de hacer progresos en el camino del bien". (Papa Francisco, Ángelus; 24-03-19).
El creyente convertido se sabe pecador, necesitado de la misericordia
de Dios y por lo tanto su compromiso de fe debe reflejarse en su
testimonio de vida.
Ejercicio: Es
un buen momento de analizar y ver qué cosas nos ayudan o nos impiden
avanzar en nuestro apostolado, porque la Conversión es un proceso
permanente que depende de nosotros, bajo la atención misericordiasa de
Dios.
Estamos a tiempo de alcanzar los cambios necesarios para despertar a una vida diferente.
La conversión, " Es un camino que hay que recorrer con fe, valentía y al mismo tiempo con humildad, abiertos a una purificación permanente que todos necesitamos siempre".(Papa Emérito Benedicto XVI; 27-02-08).
Lcda. María Isabel Espina de Duarte.
Twitter: @mabelespina
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