Reflexionando sobre el servicio y el amor fraterno, finalizamos la Cuaresma el iniciamos el Triduo Pascual.
La frase del Himno litúrgico: "Donde hay caridad y amor, allí está Dios" resumenes el mensaje esencial del Jueves Santo, donde la Iglesia nos invita a reflexionar sobre la importancia del legado de Jesús, puesto de manifiesto en la víspera de su Pasión, durante la Última Cena compartida con sus discípulos (Jn. 13, 4-5 ; Mc. 14, 22-24).
Así Jesús nos da el mejor testimonio sobre la vocación de servicio, con el Lavatorio de los pies, se trata de un gesto profético del amor fraterno por nosotros, que consolidó en la Cruz. Así también instituyó el Sacerdocio, demostrándo que él verdadero discípulo es el "servidor de todos" , especialmente de los pobres, los enfermos, los ancianos, los emigrantes.
En Jesús la vida es una ofrenda de "Sacramento Permanente" y nos deja su testamento, "Hagan esto en memoria mía" (Lc. 22, 19), con la Eucaristía fuente de gracia terrenal y alimento para la vida eterna.
"La Eucaristía que instituyó será el "memorial" de su sacrificio, Jesús incluye a los Apóstoles en su propia ofrenda y los manda a perpetuarla. Así instituye a sus apóstoles sacerdotes de la "Nueva Alianza". ( Catecismo; #611)
Ejercicio: Imitemos a Jesús, en el servicio y el amor a los demás. Para que su presencia no solo sea eucarística sino también en la práctica del amor fraterno hasta el extremo.
"Les doy buen mandamiento nuevo, que se amén los unos a los otros, cómo yo los he amado ... Ya no les llamo servidores, sino amigos" (Jn. 15, 12-15)
Lcda. María Isabel Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina
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