A la luz de la 4 velas encendida de nuestra corona de
Adviento, resplandece el testimonio de San José “Hombre Justo” quien nos
enseñas que ante la voluntad de Dios valen más los hechos que la palabras.
Detallando el relato del Evangelista Mateo (Mt. 1, 18 – 24) entendemos
que la fe de José, ayer igual que hoy, es muy importante para definir nuestro
compromiso de vida para estar atento y saber escuchar y discernir lo que Dios
quiere de nosotros.
“José Hijo de David” fue llamado por Dios para “Tomar
consigo a María su esposa”, embarazada del que fue engendrado en ella por el Espíritu
Santo (Mt. 1, 20).
De esta manera la iglesia ve el cumplimiento de la promesa
divina hecha por el profeta Isaías: “He aquí que la Virgen concebirá y dará a
luz un hijo”. (Catecismo # 497).
Guiados por el ejemplo de San José, celebremos también como
hombres y mujeres justo, el nacimiento de Jesús, así como exclama el salmista: “Ya
llega el Señor el Rey de la Gloria”. (Del Salmo 23).
Porque “Dios se hizo hombre y habito entre nosotros”, para salvar
a la humanidad y por lo tanto nuestra esperanza debe hacerse plegaria por intercesión
de San José y la Virgen María.
“San José ha sido
llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús
mediante el ejercicio de su paternidad; él coopera en la plenitud de los tiempo
en el gran misterio de la redención y es verdaderamente -Ministro de la
Salvación-. “ (San Juan Crisóstomo)
Lcda. María Isabel Espina.
Twitter @mabelespina
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