Jesús rezó el Salmo 116 (114-115) al empezar su pasión. Varias palabras de estos versos pasan a tener un nuevo sentido si las relacionamos en él: Amo al Señor; me salvó de la muerte; levantaré la copa de la salvación; es preciosa a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.
La Santa Misa es el recuerdo del sacrificio de Cristo y se llama Eucaristía, o sea, Acción de Gracias. Jesús nos da alimento y bebida espiritual y la vida eterna.
Hermanitas y hermanitos en el Señor, en los años de nuestras vidas hemos visto partir al encuentro del Señor muchas y muchos familiares, amigos y, al darles el último adiós de este mundo terrenal, Algunos lloramos y otros cantamos y nos regocijamos porque sabemos que ya están en la presencia de Dios y, que algún día, nosotros los acompañaremos. Mucha gente no entiende por qué, algo tan doloroso como la muerte de un ser querido, nos permite cantar.
Qué alegría contar con nuestros Templos la Casa de Dios donde depositamos las cenizas y podemos estar al lado de ellos. hablarles y cantarles esas canciones que ellos nos enseñaron. Pues la Palabra de Dios nos dice claramente que todo aquel que ha recibido los Sacramentos ya tiene ganada la vida eterna y al partir de este mundo terrenal va a la presencia de Dios Nuestro Padre, la Virgen María, santas, santos, familiares vecinos y amigos.
La muerte de los cristianos, es preciosa para Dios, quien elige con cuidado el momento cuando debe llamarlos a su presencia, Él siempre está cerca de nosotros.
Gracias, muchas gracias Santísima Trinidad por estar en todo momento con sus hijas e hijos. Amén.
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