Los pecados capitales son pecados que provienen de la concupiscencia, que no es otra cosa que la inclinación de la naturaleza humana hacia el pecado, hacer el mal. Es la insubordinación de los deseos a la razón: la razón busca a Dios; los deseos, al
insubordinarse, se oponen a la razón que busca a Dios. Nos hace tender a preferir lo placentero y evadir lo más exigente o doloroso. La concupiscencia tiene su origen y consecuencia en el pecado original.
Los
pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída
está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee
avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio
corazón y examinarse sobre estos pecados. El término "capital" no se
refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados.
En
el año 258, el santo africano Cipriano de Cartago, escribió acerca de los pecados
principales y los clasificó en ocho vicios y el monje Evagrio Póntico (345-399)
dividió los ocho vicios en dos categorías:
- Cuatro vicios o deseos de posesión:
Gula
y ebriedad (comer y embriagarse compulsivamente)
Avaricia
(amor hacia el oro)
Lujuria
(fornicar)
Vanagloria
(gloriarse vanamente)
- Cuatro vicios irascibles, que al contrario de los anteriores, no son deseos sino carencias, privaciones, frustraciones.
Ira
(cólera irreflexiva, crueldad, violencia)
Tristeza
Pereza
(depresión profunda, desesperanza).
Soberbia
(elevada autoestima)
En
el siglo VI, el Papa romano san Gregorio Magno revisó las clasificaciones
anteriores para elaborar una lista propia y definitiva con distinto orden y
reduciendo los vicios a siete, pues, consideró que la tristeza era una forma de
pereza.
Santo
Tomás sostenía que “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente
deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos
los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Lo
que se desea o se rechaza en los pecados capitales puede ser material o
espiritual, real o imaginario; y en total acuerdo con San Gregorio Magno
enumera los Pecados Capitales de la siguiente manera:
• Orgullo o Soberbia
• Avaricia
• Gula
• Lujuria
• Pereza
• Envidia
• Ira.
Señor:
sabes mis indecisiones y mis cansancios;
ahora mismo quisiera empezar y no me atrevo;
muchas veces me confieso por rutina,
pero hoy no quisiera que fuese así.
Dame la gracia
de conocerme tal como soy,
de profundizar en mis intenciones últimas,
de descubrir las raíces de mis pecados.
de arrepentirme de veras.
Haz que, de tu mano,
recorra el camino de la penitencia,
para llegar a ti, renovado sinceramente.
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