Hace pocos días iniciamos el Año Santo de la
Misericordia, llenos de expectativas y esperanza avanzamos en esta nueva
convocatoria del Papa Francisco, con la intención de brindarle a la humanidad
una iglesia renovada más cercana y comprometida con aquellos que sufren, con los incrédulos, incluso con
los que se han alejado del camino de verdad y vida.
Hablar de la misericordia divina es tan
amplio y complejo como la esencia de Dios mismo. En tal sentido, el Santo Padre
en la Bula convocatoria del Jubileo ha dicho “La misericordia además de ser
condición para nuestra salvación es, la ley fundamental que habita en el
corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra
en el camino de la vida”
Precisamente estamos llamados a fundamentar
nuestro compromiso cristiano en el ejercicio de la caridad, del amor fraterno y
solidario encarnando el lema de este año jubilar “Ser misericordiosos como el
Padre”, porque así seguramente lo
requiere nuestra familia, puesto de trabajo, grupo o comunidad de apostolado y
la sociedad en general.
El ritmo avasallante del progreso tecnológico
y de la globalización tiende a envolvernos en la indiferencia, la
individualidad, el egoísmo, o como se dice popularmente en un ¡sálvese quien pueda! , pasando por alto
nuestros valores y compromiso cristiano.
En el umbral del 2016 una nueva voz clama en
el desierto, así como en su momento Juan el Bautista dijo: “El que tenga dos
túnicas, que se las reparta con el que no tiene y el que tenga comida, haga lo
mismo” (Lc 3, 10).Hoy en día esta
exhortación sigue vigente para que manifestemos nuestra fe cristiana, con
acciones concretas a favor de quien necesite apoyo en lo material, pero también
en lo espiritual.
El Jubileo extraordinario de la Misericordia,
es tan solo un recordatorio de este compromiso de fe, como lo dice San Juan el
que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ha visto.
(1Jn 4, 20). Por lo tanto oración y acción para que en este año jubilar nos
revistamos con el traje de gala, reflejando la luz de la misericordia divina a
los hermanos que sufren, a los enfermos, a los marginados, a los
desamparados.
Lic. Maria Isabel Espina @mabelespina
Lic. Maria Isabel Espina @mabelespina
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