miércoles, 13 de enero de 2016

María, la Madre del amor misericordioso




  En la extraordinaria personalidad de la Virgen María y ante los ojos de nuestra fe abundan las manifestaciones del amor misericordioso propios de su ser y repotenciadas desde la encarnación de Jesús.María es Madre de Misericordia porque Jesucristo, su Hijo, es enviado por el Padre como revelación de la Misericordia de Dios “. (Juan 3, 16-18).
  
 Desde su respuesta incondicional al anuncio del Arcángel Gabriel hasta hoy en día, entendemos que la mediación de María, en favor de todos los hombres está unida a su maternidad y por ello con frecuencia la invocamos diciendo, “Dios te Salve Reina y Madre de Misericordia, vida , dulzura y esperanza nuestra…”
  

 A medida que avanzamos como iglesia en el camino del Año Jubilar de la Divina Misericordia, no podemos pasar por alto su ejemplo y  modelo a seguir, por ser ella, la  llena de gracia, la fecunda en virtudes y la sierva de Dios.
     María, según afirma San Bernardo, “Se ha hecho toda para todos y a todos abre el seno de su misericordia a fin de que todos reciban la gracia que necesitan: el esclavo, el rescate; el enfermo, la salud; el afligido, el consuelo; y el pecador, el perdón. Porque en ella no hay nada de severo, nada de terrible; todo es dulzura”.
   
    San Juan Pablo II nos dejó una gran enseñanza sobre María Madre de misericordia, en la Encíclica "Veritaris Splendor", afirmando que María fue siempre toda del Señor, y que ninguna imperfección disminuyó la perfecta armonía entre ella y Dios. Su vida terrena, por tanto, se caracterizó por el desarrollo constante y sublime de la fe, la esperanza y la caridad. Por ello, María es para los creyentes signo luminoso de la Misericordia divina y guía segura hacia las altas metas de la perfección evangélica y la santidad”
  

    Asimismo al  proclamar llena de amor y gozo el Magníficat, María también nos hace herederos de la misericordia divina."Mi alma proclama la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava, desde ahora me felicitarán todas las generaciones”.
   
     Así lo afirma el Papa Francisco en la  Bula de convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia. “María, custodió en su corazón la divina misericordia en perfecta sintonía con su Hijo Jesús. Su canto de alabanza, en el umbral de la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia que se extiende « de generación en generación » (Lucas 1,50). También nosotros estábamos presentes en aquellas palabras proféticas de la Virgen María. Esto nos servirá de consolación y de apoyo mientras atravesaremos la Puerta Santa para experimentar los frutos de la misericordia divina”.
     
     Nos corresponde entonces como parte de nuestra devoción mariana,  lograr que  María sea también  "puerta santa" a través de la cual  los hermanos más necesitados, pasen y se colmen de  la misericordia de Dios. Nos toca hacer el bien al prójimo, haciendo más llevadera la carga de los que caminan a nuestro lado, como nos enseña María, trabajando con un ferviente y perseverante  testimonio cristiano, en la sincera práctica de las obras de la misericordia y de los mandamientos.
   
     A pocos días de la primera visita del Papa Francisco a México y en la peregrinación de este año jubilar; que nos reconforte el mensaje de amor misericordioso  de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, en su primera aparición. “Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre, a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mi confíen; oír allí sus lamentos y remediar todas sus miserias, penas y dolores”.


Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina














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