domingo, 4 de septiembre de 2016

Camino a la santidad




   Pequeña de estatura pero gigante en caridad, así recordamos especialmente a la Madre Teresa de Calcuta, cuya canonización nos indica que  la santidad, “no es un privilegio para algunos, sino una obligación para todos”.  

   La “MisioneradelaCaridad”, albanesa de nacimiento pero de ciudadanía  hindú encarnó muchas virtudes pero sobre todo se caracterizó por brindar bondad y caridad en una sociedad afectada por la pobreza, cumpliendo así con las obras de misericordia, atendiendo y amando sobre todo a leprosos, ciegos, ancianos, enfermos de SIDA y niños abandonados.

Su vocación era servir a “los más pobres entre los pobres”, pues no  le importaban las grandes hazañas, sólo ayudar a cada persona abandonada y sufriente con gestos simples y sinceros.Una mujer que amo a Dios en cada  prójimo sufriente que atendió y testimonió el evangelio como religiosa misionera, porque consideraba principalmente, que “Dios nos creó para cosas muy grandes, para amar y ser amados”.

El testimonio de la Madre Teresatrasciende por su contundencia y al ser elevada a los altares, la Iglesia  nos invita a seguir transitando como ella con esperanza, caridady gozo, “elcaminoalasantidad”, especialmente recordando las palabras de Jesús; “Angosta es la puerta y estrecho el camino que conducen a la salvación, y pocos son los que dan con él”. (Mateo7,13-14)

Precisamente porque el camino del amor es muy exigente y estrecho; necesitamos fortalecer nuestra fe, con ejemplos concretos y por esta razón  durante todo el año litúrgico, la iglesia nos invita a reflexionar sobre las vidas ejemplares de santas y santos, para que imitemos sus virtudes y asumamos su legado de amor, porque la santidad es un don ofrecido a todos, sin excepción y constituye el carácter distintivo de todo cristiano católico.

   Fueron hombres y mujeres en diferentes épocas,  que vivieron y defendieron su fe cristiana por encima de las circunstancias personales, familiares y sociales  que les correspondió afrontar y hoy en día son nuestros grandes intercesores ante Dios y también son testimonios de vida por imitar.

“Con el ejemplo de los santos aprendemos el camino más seguro por el que, entre las vicisitudes mundanas, podremos llegar a la perfecta unión con Cristo o santidad, según el estado y condición de cada uno”. (Lumen Gentium, 50).

Dios como Padre y Creador, también es Santo y nos llama a la santidad,  esta invitación no la podemos rechazar, implícitamente la asumimos como compromiso de vida al ser bautizados, porque el Espíritu Santo transforma y santifica.

Como decía San Juan Pablo II; “Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno”,sólo nos corresponde asimilar  la  voluntad de Dios en la vocación de vida que llevamos adelante en las ocupaciones diarias y cotidianas.Pese a nuestros defectos y problemas compartamos con las personas que  nos rodean la alegría y el amor que profesamos en Cristo Jesús, desde una simple oración o sonrisa hasta la más compleja acción solidaria que nos puedan solicitar.

 “La Santidad plenitud de la vida cristiana no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en unirse a Cristo en vivir sus misterios, en tomar sus actitudes, sus pensamientos, su comportamiento. La medida de la santidad es la estatura que Cristo logre en nosotros”.  Benedicto XVI  (Audiencia General 01-04-2011)

   De ahora en adelante y al invocar a Santa Teresa de Calcuta o a cualquier santa o santo de nuestra devoción, recordemos que estamos llamados a la santidad,  sirviendo con sincero corazón, con acciones sencillas pero con mucha nobleza y amor, como dijo el Santo Cura de Ars, “los santos son como una multitud de pequeños espejos en los que Jesucristo se contempla”.

En el último trimestre del Gran Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco nos hace saber una vez más que el camino no es fácil pero asimilando especialmente el legado de la Madre Teresa de Calcuta, tenemos un motivo más para perseverar orando, amando y trabajando;“Imitemos a la Madre Teresa que ha hecho de las obras de la misericordia,la guía de su vida y el camino a la santidad”.

Seguramente en el mundo actualmente hay muchas mujeres llamadas Agnes, pero por la gracia de Dios y por amor al prójimo como Madre Teresa de Calcuta, sólo hay una, que se distinguió por su fe y quien desde el cielo intercede por la Iglesia Católica, por la humanidad y por cada Hijo de Dios que clama por misericordia.



«Quiero ser santo» significa: Quiero desligarme de todo lo que no es Dios, quiero despojar mi corazón de todas las cosas creadas, quiero vivir en la pobreza y en el desprendimiento, quiero renunciar a mi voluntad, a mis inclinaciones, a mis caprichos y gustos, y hacerme el servidor dócil de la voluntad de Dios.” 
(Madre Teresa de Calcuta)




Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina




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