Pequeña de estatura pero gigante en caridad,
así recordamos especialmente a la Madre Teresa de Calcuta, cuya canonización
nos indica que la santidad, “no es un privilegio para algunos, sino una
obligación para todos”.
La “MisioneradelaCaridad”, albanesa de nacimiento pero de ciudadanía hindú encarnó muchas virtudes pero sobre todo
se caracterizó por brindar bondad y caridad en una sociedad afectada por la
pobreza, cumpliendo así con las obras de misericordia, atendiendo y amando
sobre todo a leprosos, ciegos, ancianos, enfermos de SIDA y niños abandonados.
Su vocación era servir a “los
más pobres entre los pobres”, pues no le
importaban las grandes hazañas, sólo ayudar a cada persona abandonada y
sufriente con gestos simples y sinceros.Una mujer que amo a Dios en cada prójimo sufriente que atendió y testimonió el
evangelio como religiosa misionera, porque consideraba principalmente, que “Dios nos creó para cosas muy grandes, para
amar y ser amados”.
El testimonio de la
Madre Teresatrasciende por su contundencia y al ser elevada a los altares, la
Iglesia nos invita a seguir transitando como
ella con esperanza, caridady gozo, “elcaminoalasantidad”,
especialmente recordando las palabras de Jesús; “Angosta es la puerta y estrecho el camino que conducen a la
salvación, y pocos son los que dan con él”. (Mateo7,13-14)
Precisamente porque el
camino del amor es muy exigente y estrecho; necesitamos fortalecer nuestra fe,
con ejemplos concretos y por esta razón
durante todo el año litúrgico, la iglesia nos invita a reflexionar sobre
las vidas ejemplares de santas y santos, para que imitemos sus virtudes y asumamos
su legado de amor, porque la santidad es un don ofrecido a todos, sin excepción
y constituye el carácter distintivo de todo cristiano católico.
Fueron hombres y mujeres en diferentes
épocas, que vivieron y defendieron su fe
cristiana por encima de las circunstancias personales, familiares y sociales que les correspondió afrontar y hoy en día son
nuestros grandes intercesores ante Dios y también son testimonios de vida por
imitar.
“Con
el ejemplo de los santos aprendemos el camino más seguro por el que, entre las
vicisitudes mundanas, podremos llegar a la perfecta unión con Cristo o
santidad, según el estado y condición de cada uno”. (Lumen
Gentium, 50).
Dios como Padre y Creador,
también es Santo y nos llama a la santidad,
esta invitación no la podemos rechazar, implícitamente la asumimos como
compromiso de vida al ser bautizados, porque el Espíritu Santo transforma y
santifica.
Como decía San Juan Pablo
II; “Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada
uno”,sólo nos corresponde asimilar la voluntad de Dios en la vocación de vida que
llevamos adelante en las ocupaciones diarias y cotidianas.Pese a nuestros
defectos y problemas compartamos con las personas que nos rodean la alegría y el amor que
profesamos en Cristo Jesús, desde una simple oración o sonrisa hasta la más
compleja acción solidaria que nos puedan solicitar.
“La Santidad plenitud de la vida cristiana no
consiste en hacer cosas extraordinarias sino en unirse a Cristo en vivir sus
misterios, en tomar sus actitudes, sus pensamientos, su comportamiento. La
medida de la santidad es la estatura que Cristo logre en nosotros”. Benedicto XVI
(Audiencia General 01-04-2011)
De ahora en adelante y al invocar a Santa
Teresa de Calcuta o a cualquier santa o santo de nuestra devoción, recordemos
que estamos llamados a la santidad,
sirviendo con sincero corazón, con acciones sencillas pero con mucha
nobleza y amor, como dijo el Santo Cura de Ars, “los santos son como una multitud de pequeños espejos en los que
Jesucristo se contempla”.
En el último trimestre del Gran
Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco nos hace saber una vez más que el
camino no es fácil pero asimilando especialmente el legado de la Madre Teresa
de Calcuta, tenemos un motivo más para perseverar orando, amando y trabajando;“Imitemos a la Madre Teresa que ha hecho de
las obras de la misericordia,la guía de su vida y el camino a la santidad”.
Seguramente en el mundo
actualmente hay muchas mujeres llamadas Agnes, pero por la gracia de Dios y por
amor al prójimo como Madre Teresa de Calcuta, sólo hay una, que se distinguió
por su fe y quien desde el cielo intercede por la Iglesia Católica, por la
humanidad y por cada Hijo de Dios que clama por misericordia.
«Quiero ser santo»
significa: Quiero desligarme de todo lo que no es Dios, quiero despojar mi
corazón de todas las cosas creadas, quiero vivir en la pobreza y en el
desprendimiento, quiero renunciar a mi voluntad, a mis inclinaciones, a mis
caprichos y gustos, y hacerme el servidor dócil de la voluntad de Dios.”
(Madre
Teresa de Calcuta)
Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina
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