viernes, 23 de junio de 2017

Devoción al Sagrado Corazón



   La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se resume en agradecer, rendir culto al gran amor que DIOS tiene por nosotros y de reparar los ultrajes que recibe de tantos pecadores, especialmente en el Santísimo Sacramento del Altar.

   Al celebrar cada año la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, reflexionamos especialmente las palabras de Jesús: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados que yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso”. (Mt 11, 28-30)

   Pero también la Iglesia nos invita a profundizar en la importancia y valor del amor de Dios revelado en Jesús para nuestra salvación: 


Por esta razón, el Sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), “es considerado como el principal indicador y símbolo…del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres. (Pío XII, Encíclica”Haurietis Aquas”)


   El corazón humano simboliza por excelencia los sentimientos y afectos del ser humano y más aún el Corazón de Jesús, revela el amor infinito de Dios que tiene por todos nosotros, hasta ser creados a su imagen y semejanza, incluso en la capacidad de amar. 

   Como afirma San Juan; “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor. Dios es amor y quien permanece en el amor; permanece en Dios y Dios en él”. (1Jn. 4,16)

 Fuente de Amor y Misericordia

   En la pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan, Cristo al morir crucificado y al ser traspasado su corazón por la lanza del soldado romano brotó agua y sangre (Jn 19,31-37). Sacramentalmente significan bautismo y eucaristía, pero también  reconocemos agua y sangre, en señal de amor, vida y  misericordia. 

   “El relato de la muerte de Cristo según Juan es fundamental. Este evangelista testimonia de hecho aquello que vio en el Calvario, o sea que un soldado, cuando Jesús ya estaba muerto, le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. Juan reconoció en aquel signo, aparentemente casual, el cumplimiento de las profecías: del corazón de Jesús, Cordero inmolado sobre la cruz, brota el perdón y la vida para todos los hombres”. Papa Francisco (Audiencia General; 03-06-2015)
 
   El Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia del amor y la misericordia divina, así como lo reveló el propio Jesús en 1675 a la religiosa Margarita María Alacoque, cuando estaba adorando al Santísimo Sacramento:





 'Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres y en cambio, no recibe de la mayoría más que ingratitudes, por sus faltas de respeto, sacrilegios y pecados. Pero lo que más me duele, es que obran así hasta los corazones, que de manera especial se han consagrado a Mí. Por esto te pido, que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta particular para honrar a mi Corazón, comulgando en dicho día y reparando las ofensas que he recibido en el Sacramento del Altar. Te prometo que mi corazón derramará abundantes bendiciones sobre los que hagan esto".


   La devoción al Sagrado Corazón posteriormente se complementa para las nuevas generaciones a partir de 1931 con las revelaciones de Jesús sobre  su  Divina Misericordia a Sor Faustina; “Hija mía di que soy el Amor y la Misericordia en persona”. “Deseo que mi Misericordia, sea conocida y venerada, le doy a la humanidad la última tabla de la salvación, es decir, el refugio en MI Misericordia”. (Diario, #374y #998)

   El Sagrado Corazón de Cristo es la fuente  inagotable de la Divina Misericordia, que se acerca al hombre a pesar del pecado y de su fragilidad humana. Como dijo Santo Pío de Pietrelcina: “Recordemos que el Corazón de Jesús nos ha llamado, no sólo para que nos santifiquemos, sino también para que santifiquemos a los demás. Él quiere que le ayudemos a salvar las almas”.

   Celebremos esta fiesta con gozo y esperanza, proclamando sin cesar: “Sagrado Corazón de Jesús en ti Confío”. Pero también como un desafío porque estamos llamados a testimoniar como cristianos católicos un corazón semejante al de Cristo capaz de amar, luchar y sobre todo de brindar amor a los hermanos mediante un servicio humilde y manso.

   Recordando igualmente que junto al Corazón de Jesús, late intensamente el corazón de la Madre; «Dirijámonos a la Virgen María: su corazón Inmaculado, corazón de madre, compartió al máximo la «compasión» de Dios, especialmente en la hora de la pasión y de la muerte de Jesús. Que María nos ayude a ser mansos, humildes y misericordiosos con nuestros hermanos». Papa Francisco (Ángelus; 09-06-2013)

Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina

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