viernes, 18 de agosto de 2017

Centenario de la Virgen De Fátima



Cuarta Aparición

   La cuarta aparición de la Virgen de Fátima, fue posible el domingo 19 de agosto de 1917 y no el acostumbrado día 13, porque Francisco, Jacinta y Lucía habían sido raptados por Arturo de Oliveira Santos, administrador municipal y los llevó  bajo engaño a Vila Nova de Ourem.

   El lunes 13 de agosto de 1917, miles de personas fueron a Cova de Iría y vieron algunos de los fenómenos registrados en las apariciones anteriores, como truenos, relámpagos, un halo de luz blanca, pero Lucía ni sus primos estaban allí y el encuentro no se pudo concretar. 

   Los tres pastorcitos fueron raptados y posteriormente encarcelados con la intención de obligarles a decir los secretos que la Virgen María les había revelado, pero el encierro fue en vano porque no dijeron nada, así que tuvieron que liberarlos.

   Pese a su corta edad los tras pastorcitos fueron amenazados, torturados psicológicamente y encarcelados con delincuentes comunes e incluso el Administrador del Consejo trato de sobornarlos, pero los niños defendieron valientemente su fe mariana. 

   “Les ofreció los más valiosos presentes si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron: -No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero. Los encerró en el calabozo. Los presos les aconsejaron: -Pero diganle al Administrador ese secreto. Que os importa que esa Señora no quiera? - ! Eso no, respondió Jacinta con vivacidad, antes quiero morir! Y los tres niños rezaron con aquellas personas el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada en la pared.

   El día 15 de agosto, fiesta de la Asunción,  los tres pastorcitos salieron del calabozo y seis días después en los Valinhos alrededor  las 4 de la tarde, sucedió la aparición en la cual la Santísima Virgen María respondió las dudas de los pastorcitos: 

¿Qué es lo que quiere usted?
-Deseo que sigáis yendo a Cova de Iría en los días 13, que sigáis rezando el rosario todos los días. El último mes haré el milagro para que todos crean.
-Yo quisiera pedirle la curación de algunos enfermos.
-Si, a algunos curare durante el año.
Y tomando un aspecto muy triste, la Virgen añadió: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas”. Y la Virgen empezó a subir hacia Oriente, como de costumbre”.

   Hace cien años Lucía, Jacinta y Francisco Marto, de diez, seis y nueve años respectivamente, brindaron un hermoso testimonio de valentía y fe. Aun siendo niños no cedieron ante las amenazas de la autoridad municipal. 

   Mucho menos dudaron de las palabras de la Virgen María y aun presos en el calabozo municipal  perseveraron en la oración del Rosario y prefirieron la cárcel, contentos de sufrir por amor a Jesús, por la conversión de los pecadores y para desagravio de las ofensas al Corazón de María, como la Virgen les había dicho.

  Después de la cuarta aparición de la Virgen de Fátima, los tres niños se dedicaron a ofrecer todos los sacrificios posibles por la conversión de los pecadores y a rezar con más fervor el Rosario.

   Recordemos que los dos pastorcitos de Fátima, Jacinta y Francisco Marto, no fueron canonizados el pasado mes de Mayo por el Papa Francisco por haber sido videntes de las apariciones de la Virgen María en Fátima, sino por  su testimonio de vida y fe, pese a las amenazas, ofensas y hasta castigos sufridos a tan corta edad.


   Según relatos de su prima Lucía -monja de clausura que murió en 2005, a los 95 años y que también está en proceso de beatificación-, los niños rezaban, ayunaban, hacían sacrificios y meditaban. Además, sabiendo que morirían prematuramente, como les anunció la "Señora" en uno de sus mensajes, no se quejaban, sino que seguían rezando, felices de "ofrecer su vida a Dios para la conversión de los pecadores".


Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina

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