miércoles, 13 de septiembre de 2017

Centenario de la Virgen De Fátima



Quinta Aparición
   El jueves 13 de septiembre de 1917, la Virgen María se reencuentra con los pastorcitos Lucía, Jacinta y Francisco, en Cova de Iría, en su quinta aparición  para reiterarle la necesidad de seguir rezando el rosario, ante un pueblo que poco a poco cree más en el mensaje mariano, a pesar de las críticas y burlas de la prensa secular y atea.  

   Mucha gente del pueblo por curiosidad o por fe se agolpaba, en la encina  postrándose delante de los tres pastorcitos o gritando desde lejos, pidiendo que presentaran sus necesidades ante Nuestra Señora de Fátima.

   Así Lucía, Jacinta y Francisco, imploraron su auxilio para sanar a los enfermos del pueblo, pero la Virgen María  expresó en esa oportunidad:




    -“Continúen diciendo el Rosario, mis hijos. Díganlo todos los días para que cese la guerra…Curaré a algunos enfermos, pero no a todos. Nuestro Señor no confía en todos ellos, pues algunos, recuperada su salud, volverían a caer en sus vicios y pecados. En Octubre haré el milagro para que todos crean.”


   Un siglo después de esta solicitud maternal, nos corresponde valorar el poder de la oración, para el perdón de los pecados y la importancia de la intersección  mariana por la reconciliación de la humanidad con Dios. 

Penitencia y solidaridad 

   En retrospectiva al momento histórico de las apariciones entendemos la insistencia de pedir a los tres pastorcitos, hacer penitencia por la reparación de los pecados de toda la humanidad. 

   En esos momentos la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa y en Moscú, Lenin preparaba la revolución comunista que volcó el orden social Ruso.

  En este contexto mundial Lucía, Jacinta y Francisco,  son obedientes a la Virgen María, haciendo penitencia y ofreciendo sus sufrimientos por la conversión de todos los pecadores,  pues a ellos ya se les prometió el cielo 

   Ellos no comían meriendas, dejaban de tomar agua, pero uno de los sacrificios más dolorosos era el de la cuerda que cada uno de ellos llevaba atada a la cintura. Tanto les hacía sufrir, que Jacinta a veces hasta lloraba por el dolor, por lo cual Nuestra Señora de Fátima les dijo: 


  “Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiero que durmáis con la cuerda puesta, llevadla durante el día.”(La cuerda la llevaban atada a la cintura)… En Octubre haré un milagro que permitirá que todos crean. Vendrá también nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús para bendecir al mundo”.


   El mensaje de Nuestra Señora de Fátima, reiterado el 13 de septiembre de 1917, cien años después conserva su sentido esperanzador, para hacernos crecer en la fe cristiana, para solidarizarnos con la salvación del mundo y dar algo de nosotros por el perdón y la conversión de los pecadores.

Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina

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