Al finalizar el año
litúrgico celebramos a Jesucristo como Rey del Universo
Es una fiesta que nos
congrega como Iglesia con fe y gozo en exceso
Por tratarse de Nuestro Salvador, cuyo reino es de justicia, amor y paz en
constante proceso
Proclamemos con júbilo Viva
Cristo Rey, comprometidos sinceramente en cumplir con las obras de
misericordia
Porque es tarea de todos instaurar desde ya el Reino
de Dios, entre nosotros siendo solidarios con el hermano necesitado sin
discordia
La realeza de Jesús no se evidencia
en joyas, palacios o fortuna
El Evangelio nos revela que Cristo
es Rey por su victoria en la cruz y nos abrió las puertas de la salvación oportuna
El Papa Pío XI, instauró la fiesta de Cristo Rey el 11 de diciembre de
1925 con devoción
Por eso desde entonces, proclamamos
su realeza con gozo honor y admiración
El mensaje del reino es
central para nuestra fe y no está exento de contrariedades
Haciéndonos concretamente
cercanos al hermano que nos pide pan, vestido, solidaridad, en medio de tantas
dificultades
¡Que viva nuestro Cristo, hosanna nuestro Rey!
La liturgia nos invita a
fijar la mirada en Jesús como Rey del Universo
Conquistando como cristianos
su Reino con la espada del servicio y bajo la realeza de la ley del amor
diverso.
Desde su “Trono de Gloria”, Cristo es un Rey que
no domina sino que nos eleva a su dignidad sin nada disperso
Su Reino es eterno y
universal, sin distinción de raza, condición social o económica en todo el
universo
Estamos llamados a propagar
los valores del Reino, perseverando a diario
en el servicio a Dios y a los hermanos
Como nos relata la gran parábola del juicio final de Mateo
25, con el protocolo de nuestro juicio
como verdaderos cristianos
Porque el Rey Universal nos
exige esfuerzo, lucha, perseverancia hasta el final sobre todo como hermanos
Como dijo Santa Teresa de
Ávila: “Parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo
casa, sino en el portal de Belén donde nació y la cruz donde murió”.
Quien reconoce a Cristo como
su Rey y Señor, se compromete desde ya a
la construcción de su Reino
Reine Jesús por siempre
sobre todo en nuestra vida en reconocimiento de su gloria eterna como Hijo de
Dios y de la presencia entre nosotros de su Reino eterno.
En la fiesta de Cristo Rey, proclamemos a él la gloria,
el poder y la majestad, por los siglos de los siglos. Amén.
“Si pretendemos que Cristo reine, hemos de ser coherentes: comenzar por entregarle nuestro corazón. Si no lo hiciésemos, hablar del reinado de Cristo sería vocerío sin sustancia cristiana, manifestación exterior de una fe que no existiría, utilización fraudulenta del nombre de Dios para las componendas humanas…Abrazar la fe cristiana es comprometerse a continuar entre las criaturas la misión de Jesús, llevando allí el fermento de la Redención”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer; El reino en el alma: 22 de noviembre de 1970)
Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina
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