Con el actual desarrollo tecnológico y como a
nadie le gusta estar desorientando en la vida, que bueno sería tener un GPS
especial con beneficios espirituales, más allá del dispositivo que ya conocemos.
El GPS Global Position System o Sistema de
Posicionamiento Global, que nos ayuda a llegar a un lugar determinado, basado
en la información archivada en su memoria y el sofisticado sistema de satélites
que permite determinar y calcular la mejor ruta para llegar a la dirección
indicada.
Así con todas estas características tener un
GPS espiritual, en el cual tan solo con programar las respectivas
coordenadas, sería la guía principal para conocer, aceptar y cumplir la voluntad de Dios y responder como el
salmista:
“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Salmo 39
Un sistema de navegación espiritual sería un
instrumento muy útil y seguramente beneficioso, pero sabemos que la realidad es
más compleja y nos exige mucha fe y oración en nuestra travesía de vida cristiana
cotidiana.
Sobre todo cuando nuestras aspiraciones no
coinciden con el plan de Dios y llevamos el estilo de vida actual al ritmo de compromisos
de todo tipo que nos llevan hacia una rutina
muy dinámica pero al mismo tiempo muy dispersa, porque la mayoría de las personas ha
perdido el rumbo, en particular con respecto a los valores cristianos.
Los afanes de la vida, las diversas opciones
que nos presenta el mundo nos pueden distraer de la relación con Dios y del
cumplimiento del llamado que tenemos y terminamos preguntándonos:
-¿Qué he hecho? ¿Dónde estoy? ¿Hacia dónde voy? ¿En qué momento perdí el rumbo?
Ante estas interrogantes activemos nuestro
GPS espiritual orientado principalmente por los satélites de la FE, ESPERANZA y CARIDAD y bajo las
coordenadas de la oración, meditación de las santas escrituras y frecuentando
los sacramentos, para así reprogramar la ruta y regresar al camino correcto.
Por eso el Papa Francisco recomienda orar
mucho para lograr estar en armonía con la voluntad divina; “La
oración para querer hacer la voluntad de Dios, y oración para conocer la
voluntad de Dios. Y cuando conozco la voluntad de Dios, también la oración, por
tercera vez: para hacerla. Para
cumplir esa voluntad, que no es la mía, es la
suya. Y no es fácil”. (Homilía: 27-01-2015)
Recordemos también que Dios no nos presenta
la vida como una pesada carga sino como una misión, nacemos para algo, todos
tenemos una llamada concreta, desde nuestra concepción, que se va desarrollando
con el curso de los días y de los acontecimientos, aún en medio de las
contradicciones de la vida.
Así como reflexiona el Papa Emérito Benedicto
XVI:
“Cuando la realización de la propia vida está orientada únicamente al éxito
social, al bienestar físico y económico, ya no se razona según Dios sino según
los hombres. Pensar según el mundo es dejar aparte a Dios, no aceptar su
designio de amor, casi impedirle cumplir su sabia voluntad”. (Ángelus; 28-08-
2011)
Muchos consideran que estar en armonía con
la voluntad divina, son solo cosas de sacerdotes, religiosos y de la gente de
los “grupos de la Iglesia”, pero en realidad no es así, sobre todo si tomamos
en cuenta la gran cantidad de personas que a diario reza el Padre Nuestro: “Hágase
tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. (Mateo 6:10).
Quizás por costumbre o
conscientemente le pedimos a Papa Dios –Hágase tu voluntad–, sin tomar en
cuenta que es una petición que condiciona nuestra vida, porque nos lleva a
negarnos a nosotros mismos en todo aquello que no está de acuerdo con la
voluntad de Dios, manifiesta en sus mandamientos.
“Hágase
tu voluntad” equivale a decir: “Padre me pongo en tus manos y estoy
dispuesto a aceptar lo que tú tienes planeado para mí, porque ¿quién
mejor que tú podría escoger lo mejor para mí?”.
Recordando también especialmente las
palabras y el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo: quien se hizo obediente
hasta la muerte y muerte de cruz: “No todo el que dice Señor, Señor, entrará en
el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en
los cielos”. (Mt. 7, 21)
Por lo tanto frente a una decisión
importante o al querer conocer la voluntad de Dios y no equivocarnos en la
ruta, activemos nuestro GPS Espiritual, porque Dios nos ha confiado vida,
talentos y oportunidades y como afirma el Papa Francisco, ser cristiano
significa hacer la voluntad de Dios y la voluntad divina en el cielo coincide
con la buena voluntad de todos los hombres que trabajan por un mundo más
fraterno aquí en la tierra:
“La voluntad de Dios es la que Cristo enseñó y cumplió: humildad en la conducta, firmeza en la fe, reserva en las palabras, rectitud en los hechos, misericordia en las obras, orden en las costumbres, no hacer ofensa a nadie y saber tolerar las que se le hacen, guardar paz con los hermanos, amar a Dios de todo corazón, amarle porque es Padre, temerle porque es Dios; no anteponer nada a Cristo, porque tampoco él antepuso nada a nosotros; unirse inseparablemente a su amor, abrazarse a su cruz con fortaleza y confianza”. San Cipriano
Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina
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