domingo, 11 de febrero de 2018

Emprendimiento por los enfermos



   Comúnmente cuando hablamos de emprendimiento en términos generales, se refiere a cualquier acción que signifique realizar algo nuevo, desde un dibujo hasta instalar una empresa. Sin embargo, en la mayoría de los casos se relaciona con el ámbito de la economía y los negocios, cuando una persona bajo iniciativa propia asume riesgos invirtiendo recursos, con el objetivo de aprovechar una oportunidad que brinda el mercado.

  Según los expertos los emprendedores deben contar con ciertas capacidades para tener éxito, como dinamismo, creatividad, constancia y fe, para  saber enfrentar todo tipo de dificultades y  adaptarse a una realidad cambiante.

   Estas mismas cualidades en términos cristianos y asumiendo la primera obra de misericordia corporal, de “visitar y cuidar a los enfermos”, nos permiten fácilmente optar por ser emprendedores en favor de nuestros hermanos enfermos, combinando amor, oración y acción.




   A imitación de nuestro hermano mayor Jesús quien fue el primer emprendedor con su ejemplo, acogiendo y curando a muchos enfermos que encontró a lo largo de su vida. El propio Jesús no escatimó esfuerzos para escuchar y sanar a los enfermos, se ocupó de ellos, compartió su sufrimiento y abrió su corazón a la esperanza de la sanación: 

    “La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase (cf. Mt 4,24) son un signo maravilloso de que "Dios ha visitado a su pueblo" (Lc 7,16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también de perdonar los pecados (cf. Mc 2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan (Mc 2,17). Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt 25,36). (Catecismo: #1503) 

  La enfermedad llega sin avisar, así de improviso sin diferenciar edad, sexo, condición social, ni religión, por lo tanto entre las acciones de apostolado de vida, tenemos la opción de orar y ayudar a los enfermos, tomando en cuenta que muchas veces sufrir acompañado alivia o sana más, que un medicamento. 

   Desde el testimonio de Nuestro Señor Jesucristo y a lo largo de la historia de la Iglesia Católica encontramos innumerables iniciativas personales o grupales a nivel mundial, en favor de la atención de los enfermos.

   Pero de manera particular, bajo la maternal protección de Nuestra Señora de Lourdes, desde 1993  y por iniciativa de San Juan Pablo II, cada 11 de febrero celebramos la Jornada Mundial de Oración por los Enfermos.
 
   Recordemos que las apariciones de la Virgen María en Lourdes (1844-1879), culminaron con el mandato dado a la joven Bernadette Soubirous de escarbar en la tierra para que brotara un manantial de agua limpia y cristalina que desde entonces, no sólo saciar la sed, sino que cura a las personas enfermas física o espiritualmente, que se sumergen en la piscina construida en ese lugar.

   Por lo tanto cada 11 de febrero es un día para reflexionar, evaluar y orar especialmente por los enfermos y quienes les cuidan: familiares, voluntarios, capellanes, personal médico o sanitario y también para implorar por la salud del alma y el cuerpo de todos los que sufren enfermedades y dolencias.

   Este año especialmente en las «palabras de Jesús a su madre María y a su discípulo Juan» «Ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa»  (Juan 19,26-27), se inspira el tema del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo 2018, invitándonos a fijar la mirada en María, mujer siempre atenta a socorrer a las personas enfermas y necesitadas y a quien siempre invocamos como Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores y Consoladora de los afligidos:

   “Juan, como discípulo que lo compartió todo con Jesús, sabe que el Maestro quiere conducir a todos los hombres al encuentro con el Padre. Nos enseña cómo Jesús encontró a muchas personas enfermas en el espíritu, porque estaban llenas de orgullo (cf. Jn 8,31-39) y enfermas en el cuerpo (cf. Jn 5,6). A todas les dio misericordia y perdón, y a los enfermos también curación física, un signo de la vida abundante del Reino, donde se enjuga cada lágrima”. (Mensaje Jornada Mundial del Enfermo 2018: #3)

    El Papa Francisco reitera que todos los que integramos la Iglesia debemos servir siempre a los enfermos y a los que cuidan de ellos con renovado vigor, en fidelidad al mandato del Señor y demostrando siempre el rostro misericordioso de Dios.

    “La Iglesia sabe que necesita una gracia especial para estar a la altura de su servicio evangélico de atención a los enfermos. Por lo tanto, la oración a la Madre del Señor nos ve unidos en una súplica insistente, para que cada miembro de la Iglesia viva con amor la vocación al servicio de la vida y de la salud”. (Mensaje Jornada Mundial del Enfermo 2018: #7)

   De tal manera que estamos llamados al emprendimiento por los enfermos en la familia, la vecindad, centros de trabajo, instituciones educativas o de la sociedad en general, a través de acciones concretas como jornadas de atención médica, de vacunación, despistaje de enfermedades o charlas preventivas.

   Aquellos que ejercen alguna profesión del sector salud pueden aportar y organizar actividades más amplias y concretas en ayuda de quienes padecen alguna enfermedad. O sumar esfuerzos voluntarios  en los centros públicos o privados en coordinación con  agentes de la pastoral de salud, Cáritas u otra organización de la Iglesia Católica.

   "¡Sanad a los enfermos!" (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos. Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera especial por la Eucaristía, pan que da la vida eterna (cf. Jn 6,54.58)”. Catecismo: #1509)

   Son muchas las alternativas para asumir un emprendimiento solidario y fraterno, en favor de los hermanos enfermos, de ahí la necesidad de perseverar en esta noble labor guiados en oración por el Espíritu Santo y bajo la  intersección de Nuestra Señora de Lourdes, con amor, oración y acción para aliviar el sufrimiento de quienes han sufrido algún accidente o padecen males del cuerpo y del alma.

ORACION POR LOS ENFERMOS
Omnipotente y sempiterno Dios, Salud de los que en Ti creen y esperan, escucha el clamor por nuestros enfermos y por intersección de la Santísima Virgen Nuestra Señora de Lourdes, concede vida abundante a sus almas y devuélveles, según tu beneplácito, la salud del cuerpo. Ayuda a las personas enfermas a vivir su sufrimiento en comunión con el Señor Jesús y apoya a quienes cuidan de ellas.  Amén.


Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina


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