Suele ser una expresión, conformista, con la que hacemos
aparecer a Dios como cómplice del mal, de la injusticia, de la pereza,
de la corrupción, del pecado.
No importa cuán irresponsables y corruptos sean los encargados de los procesos, ante los resultados nefastos, los peligrosamente ingenuos dicen 'fue la voluntad de Dios'
Falacia! Mentira!
No importa cuán irresponsables y corruptos sean los encargados de los procesos, ante los resultados nefastos, los peligrosamente ingenuos dicen 'fue la voluntad de Dios'
Falacia! Mentira!
Dios no quiso que nuestros primeros padres se echaran a sus hombros el
terrible fardo de romper el amor y el orden original, ni fue voluntad
de Dios el asesinato de Abel, ni el sacrificio masivo de cristianos por
diversión en los circos romanos, ni el holocausto judío o de los
gitanos, ni el crimen masivo del aborto o de la eutanasia, ni tampoco
los crimenes de odio ni las llamadas 'limpezas étnicas', ni la opresión
de los pueblos por politicos canallas.
No! El pecado y el mal no son queridos por Dios ni es su voluntad el sufrimiento humano que el pecado produce.
No! El pecado y el mal no son queridos por Dios ni es su voluntad el sufrimiento humano que el pecado produce.
Falacia! Mentira!
La voluntad y el querer de Dios no es que fracasemos. Los malos resultados son productos de procesos corruptos y amañados y no son queridos por Dios, son causados por nuestro pecado.
Debemos tomar conciencia de esto porque somos responsables morales directos del mal que nuestras acciones puedan ocasionar.
La violación de los derechos de los demás, cegar la vida propia o la de otros por nuestras acciones directas o indirectas no son culpas atribuibles a Dios ni son su voluntad.
La voluntad de Dios es que las cosas se hagan según sus preceptos, con buena voluntad y con rectitud de conciencia. Esa es la voluntad de Dios, que actuemos con verdad, con misericordia y con justicia.
Padre Alberto Gutiérrez
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