
Lo contrario es la más cruda y
desproporcional a la inversa o amar sin correspondencia.
Dinámica del corazón que busca amar y ser amado.
No hay mayor ingratitud que el desamor al amante, y si ese amante es el Amor mismo, vaya ingratitud en la que vivimos.
Dios es amor y, amándonos, espera de nosotros el amor, pero le retribuimos con ausencias, lejanias y desaires.
Extraña inclinación del alma diría San Pablo.
Padre Alberto Gutiérrez.
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