domingo, 29 de abril de 2018

Creer y amar


   Recientemente el Papa Francisco a través de sus redes sociales dijo que  


 “Cuando nos abrimos a la gracia de Dios, lo imposible se hace realidad”.


   Así como se refleja en el mensaje central de la Pascua con la victoria de la vida sobre la muerte, del amor sobre el pecado y de la esperanza sobre el dolor, todo esto lo representa el triunfo de Jesús Resucitado, bajo  la gracia del Padre.

   Se trata de las bondades que Dios nos concede inagotablemente, por su gracia y misericordia y que la Iglesia nos invita a celebrar y compartir como parte de la fiesta pascual.
   Todo esto es posible aprovecharlo en nuestras vidas tan sólo creyendo y amando,  porque al ser bautizados nos unimos plenamente a Dios, bajo la acción del Espíritu Santo y a medida que crecemos espiritualmente, esa gracia divina nos va guiando y fortaleciendo.
   Así como lo describe San Juan, quien además plantea una importante interrogante que nos invita a profundizar en el misterio pascual de Cristo en cuanto a nuestra relación con El y para que ese amor no sea sólo de palabras, sino de verdad y con hechos concretos.



  “Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado” (1Jn 3, 24)


    Consultando el diccionario encontramos que permanecer significa mantenerse en un mismo lugar, estado o calidad y nos indica fidelidad, comunión plena.
   De tal manera que en palabras de San Juan,  como discípulos de Jesús debemos vivir unidos a él, en función del fruto que obtengamos con nuestro apostolado, hacemos la voluntad de Dios (frutos), si permanecemos en Cristo y cumpliendo los diez mandamientos, de los cuales este es el principal 


   “Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó”. (1Jn 3, 23)

   Ciertamente "permanecer en Dios",  no es un compromiso pasivo, sino un programa  dinámico de vida al ritmo de las exigencias del Evangelio reveladas por Jesús y las necesidades del prójimo.
   San Juan deja entrever la importancia de “Permanecer en Dios o en el Señor”, al expresarlo en reiteradas oportunidades a lo largo de sus escritos, razón por la cual ahondemos en la meditación de estos a modo de ejercicio espiritual.
   Pero además recordando la frase del Papa Francisco

 “Cuando nos abrimos a la gracia de Dios, lo imposible se hace realidad”.

   Entendemos también que si permanecemos en Él como Dios Uno y Trino y cumpliendo su voluntad y mandamientos, podremos cosechar los frutos terrenales con trascendencia celestial.
   Creyendo y amando, así en unión con Jesús Resucitado; "permanecemos en Dios”, para anunciar con la palabra y con la vida la resurrección de Jesús.
 
En palabras de San Francisco de Sales:
 

   «La rama unida y articulada al tronco da fruto no por su propia virtud, sino en virtud de la cepa: nosotros estamos unidos por la caridad a nuestro Redentor, como los miembros a la cabeza; por eso las buenas obras, tomando de él su valor, merecen la vida eterna»
(Trattato dell’amore di Dio, XI, 6, Roma 2011, 601).






Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina / Instagram: @mabelespina0906

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