viernes, 6 de abril de 2018

UN MENSAJE PARA NUESTRO TIEMPO

    Quiero referirme a un iluminador texto de un escritor cristiano del tercer siglo de nuestra era, llamado Lactancio. Él nos enseña que la virtud de la humanidad es el fundamento de la sociedad. Esto es importante porque actualmente a muchos de nuestros activistas políticos les falta humanidad. Es decir, correcto sentido de lo humano. A veces se quedan en las simples estrategias y cálculos para obtener el poder. Pero, sin un sentido humano de la política, ésta se convierte en instrumento destructor.

    Ciertamente, como lo refiere Lactancio, nuestra naturaleza humana es débil, mientras que los animales  son más  fuertes para  adaptarse  a  este mundo.  Sin embargo, Dios  nos hizo seres en relación.  La  fortaleza  de  la  humanidad  es  que  nosotros   podemos   organizarnos  para  una convivencia  más  pacífica  y con  responsabilidades  mutuas de  servicio  para  el  bien  común. Todos  tenemos la misión  de cuidar los  espacios  y permitir que todos podamos habitarlos con dignidad.
Sencillamente,

"porque   si   el   hombre  se   enfureciera a la vista de otro hombre, como  vemos que hacen los animales salvajes, no podría  existir  sociedad  entre  los  hombres,  ni orden, ni seguridad en las ciudades. No habría ninguna tranquilidad en la vida humana si la debilidad de los hombres estuviese expuesta no sólo a los ataques de los demás animales, sino también se combatieran unos a otros continuamente conforme hacen las bestias" (Lactancio)

    De ahí que la política no puede ser una batalla donde el más fuerte somete a los más débiles.

P. Andrés Bravo
Director del Centro Arquidiocesano de Estudios de la Doctrina Social de la Iglesia UNICA

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