domingo, 6 de mayo de 2018

Amarás ......




     Si Jesús dijo a  sus discípulos que perdonaran hasta “setenta veces siete”
 (Mt 18,22), es decir siempre…
 
   En cuanto al amor vale la pena preguntarle al Señor ¿cuánto tenemos que amar?  Y el seguramente diría. Tan sólo amarás….
    Con certeza esta respuesta la encontramos en el evangelio de San Juan: 15, 12
   “Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”.  
   De tal manera que el amor es un mandato que debemos cumplir permanentemente en función de la relación propia de nuestra fe en Dios y su incidencia directa con el prójimo.
   Por eso la Sagrada Escritura, nos dice, que Dios es amor y  Jesús nos invita a amarnos los unos a los otros, así como él nos amó hasta dar su vida por nuestra salvación. 

   Por ejemplo el Mandamiento del Amor aparece en el Antiguo Testamento,  “Escucha Israel: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas”. (Dt. 6, 4-5). Otro mandamiento de la Ley dice: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. (Lv. 19, 18)



  Ahora bien compartimos un momento privilegiado en el Tiempo de Pascua, ya en la sexta semana la liturgia dominical previa a la Ascensión del Señor, nos recuerda que el fundamento de la fe cristiana, se resume en el amor a Dios y el amor entre los hermanos, es decir, un Amor salvífico y fraterno.

En Jesús Resucitado entendemos que el hombre ama a Dios y Dios ama al hombre, porque Dios es amor, un amor sincero, total y universal. Para él no hay límites ni de tiempo ni de espacio, sólo el pecado frena este sentimiento, pero como dice el Papa Francisco: «Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón»

   Hoy en día Jesús Resucitado nos repite el mandato: “Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”. (Jn 15, 12)

   Porque vivimos en una sociedad, que a pesar de hablarse tanto de amor, no se ama verdaderamente, al expresarlo sólo como un sentimiento reciproco, erótico hasta egoísta, muy distante del concepto del amor que Jesús nos invita a seguir cultivando como fruto de nuestra fe cristiana y del compartir fraterno con el prójimo. 

   Así como lo expresa el Apóstol San Juan, el amor es comunión:Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios, y todo el que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor”. (Jn 4,7).



   Pidamos a Jesús Resucitado  ante todo que seamos obedientes, recordando sus palabras; “si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor” (Jn 15, 10) y “Esto les mando: que se amen unos a otros”. Jn 15,17) 

   Es decir Amarás”… hoy, mañana y siempre  viviendo y compartiendo la alegría de la Pascua y  el amor de Dios y del prójimo, como también lo expresa San Agustín: 

   "El amor de Dios es el primero como mandamiento, pero el amor al prójimo es el primero como actuación práctica. Aquel que te da el mandamiento del amor en estos dos preceptos, no te enseña primero el amor al prójimo, y después el amor a Dios, sino viceversa. Pero como a Dios no lo vemos todavía, amando al prójimo tú adquieres el mérito para verlo; amando al prójimo tú purificas tu ojo para ver a Dios…Tú, por lo tanto, ama al prójimo y mirando dentro de ti donde nazca este amor, en cuanto te es posible, verás a Dios”.  (Tratado sobre san Juan Tratt. 17, 7-9).



Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina / Instagram: @mabelespina0906

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