viernes, 8 de junio de 2018

“La belleza de amar y de sentirse amados”


   Que importante es celebrar el amor, especialmente cuando agradecemos a Dios  y festejamos “la belleza de amar y sentirse amados”, como dice el Papa Francisco.

   De eso se trata la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús, celebrar  el amor de Dios revelado en Cristo sobre todo en su pasión redentora  y teniendo como símbolo de ese amor, su corazón herido por nuestros pecados.
   Generalmente el corazón es el símbolo más utilizado para representar el amor, como expresión del más noble de los sentimientos y  mostrándonos el Corazón traspasado y sufriente de Cristo, lo asociamos con sacrificio y amor sin límite, pero en concreto esta devoción nos sugiere seguir luchando en contra de los pecados y en pro de nuestra salvación.


  «La piedad popular valora mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que brotó la salvación para toda la humanidad». Papa Francisco. (Audiencia 03-06-2015)


   La devoción al sagrado corazón no es una tradición anticuada y  sólo para ancianos. Al contrario se trata de la devoción a Cristo mismo, quien además de su ofrenda redentora desde la cruz y de la Eucaristía también manifiesta y renueva cada día  su deseo de acortar distancias buscando llegar al centro del corazón del hombre, revelando la riqueza y la fuerza de su sagrado corazón, como fuente de salvación y de misericordia, pero sobre todo de AMOR.


   “La oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre, adora al Verbo encarnado y a su corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados”. (Catecismo, #2669)


   Sobre  las manifestaciones del Corazón de Jesús, en 1675 la religiosa Margarita María Alacoque, precisamente estaba en adoración al Santísimo Sacramento cuando Jesús en una revelación le dijo; “Mira este corazón que tanto ha amado a los hombres y en cambio no recibe de la mayoría, más que ingratitudes”.



   Desde entonces y paulatinamente se propagó esta devoción para satisfacer las necesidades de la Iglesia y de toda la humanidad, porque Jesús ofrece su humano corazón como fuente de unidad, salvación, paz y misericordia.

   Por lo tanto como dijo Santo Pío de Pietrelcina, “Recordemos que el Corazón de Jesús nos ha llamado, no sólo para que nos santifiquemos, sino también para que santifiquemos a los demás. Él quiere que le ayudemos a salvar las almas”.
 
   Jesús nos reitera su mensaje de salvación para todos y al mismo tiempo  actúa sobre nosotros renovándonos, restaurándonos y guiándonos, porque eso es el Sagrado Corazón de Jesús, un misterio que nos permite adentrarnos en el Camino, Verdad y Vida, que es el propio Cristo.

   Celebremos cada día la belleza y la bendición de amar y sentirnos amados por Dios, con la fuerza del Sagrado Corazón de Jesús, y con el compromiso de compartir los frutos de ese amor sagrado con nuestros hermanos.


   “El Corazón de Nuestro Salvador es un hogar ardiente de amor hacia nosotros, un amor purificador, un amor iluminador, un amor santificador, un amor transformador y un amor que deifica. Un amor que purifica los corazones más que el fuego purifica el oro. Un amor que ilumina, disipa las tinieblas del infierno que cubren la tierra y nos hace entrar en la luz admirable del cielo: “Nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1P 2,9) Un amor que santifica, destruye el pecado en nuestras almas para establecer en ella el reino de la gracia.  (San Juan Eudes. Corazón admirable, libro 12; OC 8)



Lcda. María Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina

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