Que importante es celebrar el amor,
especialmente cuando agradecemos a Dios
y festejamos “la belleza de amar
y sentirse amados”, como dice el Papa Francisco.
De eso se trata la Devoción al Sagrado
Corazón de Jesús, celebrar el amor de
Dios revelado en Cristo sobre todo en su pasión redentora y teniendo como símbolo de ese amor, su
corazón herido por nuestros pecados.
Generalmente el corazón es el símbolo más
utilizado para representar el amor, como expresión del más noble de los sentimientos
y mostrándonos el Corazón
traspasado y sufriente de Cristo, lo asociamos con sacrificio y amor sin
límite, pero en concreto esta devoción nos sugiere seguir luchando en contra de
los pecados y en pro de nuestra salvación.
«La piedad popular valora mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que brotó la salvación para toda la humanidad». Papa Francisco. (Audiencia 03-06-2015)
La devoción al sagrado corazón no es una
tradición anticuada y sólo para
ancianos. Al contrario se trata de la devoción a Cristo mismo, quien además de
su ofrenda redentora desde la cruz y de la Eucaristía también manifiesta y
renueva cada día su deseo de acortar
distancias buscando llegar al centro del corazón del hombre, revelando la
riqueza y la fuerza de su sagrado corazón, como fuente de salvación y de
misericordia, pero sobre todo de AMOR.
“La oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre, adora al Verbo encarnado y a su corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados”. (Catecismo, #2669)
Sobre
las manifestaciones del Corazón de Jesús, en 1675 la religiosa Margarita
María Alacoque, precisamente estaba en adoración al Santísimo Sacramento cuando
Jesús en una revelación le dijo; “Mira
este corazón que tanto ha amado a los hombres y en cambio no recibe de la
mayoría, más que ingratitudes”.
Desde entonces y paulatinamente se propagó
esta devoción para satisfacer las necesidades de la Iglesia y de toda la
humanidad, porque Jesús ofrece su humano corazón como fuente de unidad,
salvación, paz y misericordia.
Por lo tanto como dijo Santo Pío de
Pietrelcina, “Recordemos que el Corazón de Jesús nos ha llamado, no sólo para que
nos santifiquemos, sino también para que santifiquemos a los demás. Él quiere
que le ayudemos a salvar las almas”.
Jesús nos reitera su mensaje de salvación
para todos y al mismo tiempo actúa sobre
nosotros renovándonos, restaurándonos y guiándonos,
porque eso
es el Sagrado Corazón de Jesús, un misterio que nos permite adentrarnos en el
Camino, Verdad y Vida, que es el propio Cristo.
Celebremos cada día la belleza y la
bendición de amar y sentirnos amados por Dios, con la fuerza del Sagrado
Corazón de Jesús, y con el compromiso de compartir los frutos de ese amor
sagrado con nuestros hermanos.
“El Corazón de Nuestro Salvador es un hogar ardiente de amor hacia nosotros, un amor purificador, un amor iluminador, un amor santificador, un amor transformador y un amor que deifica. Un amor que purifica los corazones más que el fuego purifica el oro. Un amor que ilumina, disipa las tinieblas del infierno que cubren la tierra y nos hace entrar en la luz admirable del cielo: “Nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1P 2,9) Un amor que santifica, destruye el pecado en nuestras almas para establecer en ella el reino de la gracia. (San Juan Eudes. Corazón admirable, libro 12; OC 8)
Lcda.
María Espina de Duarte
Twitter:
@mabelespina
No hay comentarios:
Publicar un comentario