El profeta no sabe de política ni
economía sino de humanidad, de misericordia y de justicia. Habla de
Dios a todos anunciando la paz, pero ¡no hay paz verdadera sin justicia
eficiente!, por ello denuncia la injusticia y ésta, generalmente,
viene del mundo del poder, de la riqueza, de los gobiernos, de la
política.
No pueden los profetas callar, por eso,
en su mayoría, terminan mártires de las estructuras de injusticia, ya
sean de derecha o de izquierda. Los que cometen injusticia le quieren
callado, pero "si calla él calla la esperanza, calla la vida"
Padre Alberto Gutiérrez
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