A pocos días de Semana Santa, la liturgia del Quinto Domingo de
Cuaresma nos lleva a estar cara a cara con Jesús, cómo sucedió con la
mujer sorprendida en adulterio, según el relato de Juan en su Evangelio (8, 1-11).
Ella es acorralada por los "escribas y fariseos"
que reclaman sea apedreada por pecadora, quienes la condenan piden la
opinión de Jesús y cómo Dios no quiere la muerte del pecador, sino que
se convierta y viva, (Ez. 33,11). El desmonta la trampa y libera a la mujer con sencillas pero directas palabras:
Desde entonces está sentencia conserva su vigencia hasta hoy en día,
porque muchos de nosotros somos pecadores y frágiles que caemos en la
tentación de los juicios y prejuicios hacia al prójimo.
Por eso la importancia de este relato en la etapa final del tiempo de
Cuaresma, con su mensaje de liberación, perdón y misericordia.
Al igual que la "Mujer Adúltera",
Jesús no nos condena, pero mirándonos cara a cara nos perdona, nos
levanta y libera y también nos exhorta a cambiar de vida, a perseverar
en la santidad evitando el pecado: "Anda y vete, no peques más" (Jn 8, 11)
Como afirma San Juan Pablo II;
"Jesús vino para buscar, encontrar y salvar al hombre entero, como condición para la Salvación". (Catequesis; 09-08-2008)
Ejercicio: Cómo no estamos libres del pecado, pero si convencidos de
la necesidad de alcanzar una vida nueva cómo afirma el profeta Isaías: "No recuerden lo pasado ni piensen en lo antiguo; yo voy a realizar algo nuevo". (Is 43, 18 )
Perseveremos en la oración, en la meditación y práctica del
Evangelio, en pro de una plena conversión, reconciliados con Dios y el
prójimo.
Recordemos
que la gracia de Dios es la que salva al pecador de la muerte,
brindandole la Salvación y nos conduce a ser portadores de perdón. Nos
libera del pasado, llevándonos a rehacer la vida, a levantarnos y
comenzar de nuevo las veces que sean necesarias.
"Porque Cristo Jesús me ha conquistado... olvido lo que he dejado atrás y me lanzo hacia adelante, en busca de la meta y del trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús nos llama desde el Cielo". (Fil 3, 13-14).
Lcda: María Isabel Espina de Duarte
Twitter: @mabelespina
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